Pidión HaBen

El Pidión HaBen o rescate del primogénito


El Evangelio de Lucas relata que María y José llevaron a Jesús al Templo para cumplir con la ceremonia del Pidión HaBen o rescate del primogénito. Te contamos en qué consiste esta ceremonia.

Origen del Pidión HaBen

El Pidión HaBen o rescate del primogénito tiene su fundamento en la noción de que el Creador es dueño de todas las cosas. Y si todo corresponde a Dios, más aún lo mejor y lo primero de todas las cosas.

El Libro del Éxodo muestra a Dios diciendo a Moisés que se le consagren todos los primogénitos.

Yahvé dijo a Moisés: «Conságrame todo primogénito. Todo primer parto entre los israelitas, tanto de hombres como de animales, es mío».

Ex 13: 1-2

En el origen, la ofrenda de los primogénitos a Yahvé es parte de la Alianza con Israel. El pueblo debe recordar sacrificar los primogénitos de los animales puros, como el ganado y rescatar del sacrificio al asno, que es considerado un animal impuro.

Con respecto a los primogénitos humanos, se establece pagar el rescate de todos, en memoria del rescate de Egipto.

«Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra de los cananeos, como juró a ti y a tus padres, y te la haya dado, sacrificarás a Yahvé todo primogénito.

Todo primer nacido de tu ganado, si es macho, pertenece a Yahvé. Mas todo primer nacido del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, lo desnucarás.

Rescatarás también todo primogénito de entre tus hijos. Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo por el significado de todo esto, le dirás: ‘Con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto, de la esclavitud’. Como el faraón se obstinó en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso yo sacrifico a Yahvé todo primogénito macho del ganado y rescato todo primogénito de mis hijos. Eso será como señal en tu brazo y como recordatorio en tu frente; porque con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto».

Ex 13: 11-16

El relato del Éxodo asocia el rescate del primogénito con la conmemoración de la intervención de Dios en Egipto para rescatar a su pueblo. Así como en la noche del paso del Ángel Dios protegió a los primogénitos de Israel, también los israelitas rescatarán a sus primogénitos del sacrificio debido a Dios.

El Libro de los Números aclara que la protección de los primogénitos israelitas en Egipto fue un acto de consagración al Señor.

Yahvé habló así a Moisés: «Como ves, he elegido a los levitas de entre los demás israelitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas que abren el seno materno. Los levitas serán para mí, porque todo primogénito me pertenece. El día en que herí a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todos los primogénitos de Israel, tanto de hombre como de ganado. Son míos. Yo, Yahvé».

Nm 3 : 11-13

La consagración al sacerdocio

La tradición judía ha interpretado que la consagración de todos los primogénitos al Señor estaba relacionada con el servicio sacerdotal a Yahvé. Todos los primogénitos de Israel estaban destinados por la consagración inicial a servir en la Tienda del Encuentro y, posteriormente, en el Templo.

Sin embargo, a causa del incidente con la adoración del becerro de oro, el privilegio del servicio fue reservado únicamente a la tribu de Leví, concretamente a los descendientes de Aarón, llamados cohen.

Dijo Yahvé a Moisés: «Registra a todos los primogénitos varones de los israelitas, de un mes para arriba, y anota sus nombres. Luego, tomarás para mí, Yahvé, a los levitas, en lugar de todos los primogénitos de los israelitas; y el ganado de los levitas, en lugar de todos los primogénitos del ganado de los israelitas».

Num 3: 40-41

Desde ese momento, el Pidión HaBen pasó a ser la ceremonia de rescate de todos los primogénitos de Israel no pertenecientes a la tribu de Leví. Estos debían presentarse en el Templo para ofrecer cinco siclos de plata, cantidad que se cree que contenía entre 96,15 y 102 gramos.

«…tomarás cinco siclos por cabeza, siclos del santuario, a razón de veinte óbolos por siclo. La plata se la entregarás a Aarón y a sus hijos…»

Num 3: 47-48

Los cohen o sacerdotes descendientes de Aarón se convirtieron en los receptores del dinero del rescate, que ponían al servicio del Templo. El resto de la tribu de Leví fue también consagrado al servicio del Templo, «donado» de parte de los israelitas a Aarón y sus hijos.

Después comenzarán los levitas a servir en la Tienda del Encuentro. Los purificarás y los presentarás como ofrenda balanceada, porque son «donados», donados a mí, de parte de los israelitas, en lugar de todos los que abren el seno materno, de todos los primogénitos; los he tomado para mí de entre los demás israelitas.

Porque míos son todos los primogénitos de los israelitas, igual de hombres que de ganados: los consagré para mí el día que herí a todos los primogénitos en Egipto. Tomé a los levitas para sustituir a todos los primogénitos de los israelitas. Por mi parte, cedo los levitas, como «donados» de parte de los israelitas, a Aarón y a sus hijos, para que presten el servicio, en nombre de los israelitas, en la Tienda del Encuentro, y para expiar por los israelitas, de manera que ningún israelita incurra en castigo por acercarse al Santuario».

Num 8: 15-19

¿Quiénes realizan la ceremonia del Pidión HaBen?

Tanto levitas como cohanim (plural de cohen) están exceptuados de la ceremonia del Pidión HaBen, por estar consagrados al Señor desde su nacimiento. Cuando el padre del primogénito es un miembro de la tribu de Leví, no hay obligación de realizar el rescate. Tampoco cuando el padre de la madre es un cohen o levita. Todos los demás primogénitos deben realizar la ceremonia, oficiada por un cohen, siempre que se cumplan ciertas condiciones.

En el judaísmo, la primogenitura se define a partir de la madre. Es primogénito todo varón que abra, al nacer, el vientre de su madre. Esto incluiría a todos los primeros hijos nacidos de parto natural, pero existen excepciones.

Si el primer hijo nació por cesárea, no requiere que se haga la ceremonia del Pidión HaBen. Si el segundo hijo nace por parto natural luego de que el primero naciera por cesárea o luego de que la madre hubiera tenido un aborto espontáneo después del tercer mes de embarazo, tampoco se requiere hacer el rescate.

En caso de un segundo matrimonio del padre, podría ser necesario realizar la ceremonia del Pidión HaBen ante el nacimiento de un nuevo primogénito. Al depender la primogenitura de la madre, un varón judío puede tener más de un hijo primogénito y solicitar más de una ceremonia de rescate.

El Pidión HaBen de Jesús

Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Lc 2: 22-24

El Evangelio de Lucas nombra brevemente que Jesús fue llevado al Templo luego de los días de la purificación de María. Como el Pidión HaBen debe realizarse a partir del día 31 del nacimiento y la purificación ritual de la madre de un varón se realiza en el día 41, era común presentarse en el Templo para realizar ambas ceremonias juntas.

Según lo que conocemos de la ceremonia actual, José debe haberse presentado ante un cohen para atestiguar que María había tenido a su primogénito. La ceremonia podría haberse desarrollado de una manera similar a la siguiente.

El cohen preguntó a José: «¿Qué prefieres, darme tu primogénito o redimirlo?». José, de la casa de David, como todo israelita, respondió: «Yo quiero a mi primogénito, ten las cinco monedas exigidas por la redención».

Luego, José pronunció una bendición similar a la siguiente:

«Bendito eres Tú, Señor, nuestro Dios, Rey del Mundo, que nos has santificado con Tus preceptos y nos has instruido sobre rescate del primogénito».

Después de la primera bendición, José posiblemente prosiguió con la bendición Shehejeyanu:

«Bendito eres Tú, Eterno, Dios nuestro, Soberano del universo, que nos has hecho vivir, nos has preservado y nos has hecho llegar a este momento»

A continuación, José entregó el dinero al cohen, quien lo pasó sobre la cabeza del niño Jesús diciendo: «recibí de ti cinco siclos por el rescate de tu primogénito. Con ellos, ha quedado rescatado según la fe de Moisés y de Israel».

Para finalizar, el cohen pronunció una bendición sobre una copa de vino, colocando el dinero sobre la mesa.

«Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios, Rey del Universo, que has creado el fruto de la vid».

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