Censo Romano

El censo romano de Augusto en el Evangelio de Lucas


El Evangelio de Lucas dice que Jesús nació en Belén con motivo de un viaje de María y José para empadronarse en un censo romano. Específicamente se refiere a este censo como el de Augusto, realizado cuando Cirenio era gobernador de Siria.

Desde haces unas décadas, es común que los académicos pongan en duda la veracidad del relato de Lucas. Se invocan diversos motivos, como que los gobiernos de Cirenio y Herodes el Grande no coinciden o que no hay registros históricos sobre un censo ocurrido en tiempos de la fecha tradicional del nacimiento de Jesús.

Según los críticos del relato lucano, en caso de haber ocurrido un viaje de María y José a Belén, no habría sido en ocasión de un censo romano. La mayoría considera que la afirmación de Lucas es errónea y que responde a su necesidad de mostrar que Jesús era el Mesías destinado a nacer en Belén. Sin embargo, existen motivos para pensar que el evangelista no está equivocado. Te invitamos a conocerlos.

El censo romano en el Evangelio

Por aquel entonces se publicó un edicto de César Augusto, por el que se ordenaba que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Todos fueron a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.

Lc 2: 1-7

La interpretación académica dominante

La interpretación dominante sobre este pasaje señala la evidente contradicción entre el tiempo en que Quirinus o Cirenio fue gobernador de Siria (6 d.C. según el consenso académico) y el nacimiento de Jesús durante los tiempos del rey Herodes el Grande, que murió años antes del nombramiento de Cirenio. Además, si Jesús hubiera nacido en los tiempos de Cirenio, habría comenzado su ministerio mucho antes de sus 30 años, lo que contradice la afirmación de Lucas de que estaba por cumplir esa edad al momento de ser bautizado.

Flavio Josefo registra en sus Antigüedades Judías un único censo mientras Cirenio fue Legado de Augusto. Aunque el historiador judío ha omitido registrar otros censos de la época, la importancia del censo que menciona Lucas es que habría sido universal. Al ser universal, objetan algunos académicos, Josefo no podría haberlo ignorado. Por este motivo, se piensa que no hubo un primer empadronamiento antes del realizado por Cirenio o que, si lo hubo, tuvo un alcance restringido.

Otro motivo para negar la existencia de un censo en Judea durante el nacimiento de Jesús es que Herodes el Grande, al ser un rey aliado del Imperio Romano, gozaba de una gran autonomía en su gobierno. César Augusto era muy respetuoso de los acuerdos con los pueblos leales a Roma y nunca habría menoscabado la autoridad de Herodes con un censo de los bienes de los judíos. Si bien es cierto que los judíos pagaban tributo a Roma, lo hacían a partir de su rey y no directamente.

Los académicos también destacan que un censo romano nunca habría obligado a María y José a viajar a Belén. Los romanos no realizaban censos por tribus u orígenes familiares. José se podría haber censado en su lugar de residencia y María no habría tenido la obligación de acompañarlo, ya que sólo los hombres realizaban la declaración.

Todos estos argumentos de los críticos han llevado a establecer un consenso con respecto a la fidelidad del Evangelio de Lucas. El evangelista se habría equivocado, bien por basarse en fuentes no confiables o bien por haberse dejado llevar por su objetivo de situar el nacimiento de Jesús en la historia universal.

Para los católicos, se hace necesario repasar el texto lucano y clarificar la forma en que debe interpretarse. Quienes no creen en la hipótesis dominante sobre la equivocación del evangelista, tienen también buenos motivos para defender su veracidad histórica.

El censo de Cirenio

Según relata el historiador Flavio Josefo en sus Antigüedades Judías (Libro XVIII, I), Cirenio fue enviado por Augusto como Legado a Siria para administrar justicia y efectuar el censo de sus propiedades. Esto sucedió con motivo de la deposición del hijo de Herodes, Arquelao, como etnarca de Judea y la anexión de esta región al territorio de Siria.

Los judíos no querían aceptar el censo ordenado por Augusto sobre sus bienes, por lo que muchos sectores expresaron su rechazo. Un tal Judas, perteneciente a la región de Gaulanítide, instó a los judíos a defender su libertad y sublevarse. A causa de la aceptación de sus palabras, se perdieron numerosas vidas en situaciones violentas.

El levantamiento de Judas quedó asociado, en el recuerdo del pueblo, al censo de Cirenio. En los Hechos de los Apóstoles, se encuentra una referencia a aquellos días por parte de un miembro del Sanedrín: “…en los días del empadronamiento, se presentó Judas el galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron” (Hch 5: 37).

Si el censo de Cirenio era conocido cuando se escribieron los Hechos de los Apóstoles, ¿cómo habría podido pensar Lucas que ocurrió durante el reinado de Herodes el Grande? En la versión online de la Historia de Nuestro Señor Jesucristo de Joseph Darras, el traductor considera, en una extensa nota al pie, los problemas de traducción del pasaje original escrito en griego. Estos problemas serían el origen de varias confusiones en relación a la correcta interpretación del relato de Lucas.

Antes o durante el gobierno de Cirenio

Algunos estudiosos del manuscrito griego de Lucas han llamado la atención sobre un posible malentendido en la traducción de la frase de Lc 2: 2. En muchas Biblias se lee que “este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria”. Pero se han sugerido y utilizado otras traducciones.

Sin describir los detalles técnicos de las traducciones alternativas, presentes en la edición online de la obra de Darras, destacaremos las siguientes:

  • «Esta descripción fue hecha primero que Cyrino fuese gobernador de la Syria»
  • «Esta descripción no se realizó hasta que Cirino fue legado de la Syria»
  • «Este censo se verificó siendo Cirino gobernador de Siria»

Existe otra posible lectura sobre el texto griego, relacionada con el uso del término hegemon, que se utiliza en el pasaje del evangelio para caracterizar a Cirenio. El término hegemon tiene el significado genérico de gobernante y puede que se empleara para nombrar a cualquier persona en un cargo de poder.

Si tenemos en cuenta que existen distintas formas de traducir la afirmación de Lucas sobre el gobierno de Cirenio, no es prudente afirmar que Lucas cometió una equivocación.

También se ha señalado que la traducción actual es correcta, pero que Lucas se está refiriendo al gobernador que cerró el censo de Augusto. Esto es compatible con las afirmaciones de Flavio Josefo.

Cirinio, por su parte, tras haber vendido los bienes de Arquelao y cuando había tocado ya a su fin la elaboración del censo, el cual, ordenado por Augusto, se llevó a cabo treinta y siete años después de la derrota sufrida por Antonio en Actio…

Flavio Josefo. Antigüedades Judías, libro XVIII, 26. Edición de José Vara Donado

En este pasaje, Josefo es claro sobre el rol que cumplió Cirenio. Éste fue el encargado de darle un fin. Por este motivo, se puede pensar que el censo fue conocido popularmente en Judea como censo de Cirenio y que así pudo haber quedado registrado en los archivos de Roma.

Algunos académicos han propuesto la posibilidad de que Cirenio haya tenido dos mandatos en Siria, uno de los cuales coincidiría con la fecha de nacimiento de Jesús. Esto sería posible para el periodo 3 a.C. – 1 a.C., ya que no se tiene un registro explícito sobre el gobernador de esos años.

Testimonios tempranos

San Justino Mártir, en su apología dirigida al emperador Antonino Pío en el año 138 d.C., se refirió al cumplimiento de la profecía del nacimiento del Mesías en Belén de Judá. En su texto, menciona las descripciones del censo de Cirenio.

Oíd ahora cómo otro profeta, llamado Miqueas, anunció dónde había de nacer. Así dijo, en efecto: «Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la más pequeña entre las principales de Judá, porque de ti ha de salir el jefe que fija a mi pueblo».

Hay, en efecto, en tierra de los judíos un pueblo que dista treinta y cinco estadios de Jerusalén, allí nació Jesucristo, como podéis comprobarlo por las descripciones del censo que se hicieron bajo Quirenio, vuestro primer procurador en la Judea.

Justino Mártir. Primera Apología, parte II, 34.

Las descripciones del censo de Cirenio son las tablas de empadronamiento en que quedaron registrados los nombres de los habitantes de Judea y, según Justino Mártir, el nombre de Jesús.

El hecho de que Justino invite al emperador a revisar los archivos de Roma indica que las tablas se conservaban durante el siglo II y que estaban registradas bajo el nombre de Cirenio.

Otro testimonio del mismo periodo proviene de Tertuliano. Este padre de la Iglesia, en el libro IV de Contra Marción, se refiere también al censo de Judea.

También es bien conocido que, en ese momento, un censo había sido realizado en Judea por Sentius Saturninus, que debe haber incluido en sus registros a sus ancestros [los de Jesús].

Tertuliano, Contra Marción IV, XIX

Según el testimonio de Tertuliano, fue Sentius Saturninus quien inició el censo en Judea. Este magistrado fue Augusti pro praetore en Siria en el año 7 a.C. Según Justino Mártir, los archivos de Roma guardaron los padrones resultantes bajo el nombre de Cirenio, quien se encargó de culminar la tarea iniciada tiempo atrás.

Esta interpretación no es aceptada por muchos académicos que ven como un problema la cantidad de años transcurridos entre uno y otro mandato. Sin embargo, esto explicaría la utilización del nombre de Cirenio en el evangelio de Lucas, así como la referencia a un empadronamiento anterior al registro de los bienes que provocó los conflictos violentos con el pueblo judío. El problema de esta interpretación se remite, en última instancia, a un problema de datación de los acontecimientos.

Para una mejor comprensión del orden cronológico de los acontecimientos, utilizaremos la datación desde la fundación de Roma. Los romanos no tenían una era para referenciar su historia y nombraban los años a partir de sus cónsules. Sin embargo, en los mármoles oficiales de magistrados que estaban en el foro, las listas se acompañaban a un costado con los años desde la fundación de la ciudad. De esta manera, es posible ubicar cada consulado, junto con los acontecimientos transcurridos en su año, en relación con el año correspondiente de la fecha oficial de la fundación de Roma.

El conteo de años en el Imperio Romano

Los sistemas de conteo de años previos a la invención de la Era cristiana por parte de Dionisio el Exiguo tenían muchas limitaciones. Los romanos no poseían una era consensuada para datar sus acontecimientos, por lo que referenciaban su historia según las personas que habían ocupado el puesto de cónsul. Para esto, disponían de tablas de mármol que listaban los distintos consulados. Los Fasti Capitolini eran exhibidos en el foro, donde se podían consultar con facilidad.

Los Fasti Capitolini acompañaban las listas de magistrados con una era oficial que iniciaba desde la fundación de Roma (años ab urbe condita). Los años ab urbe condita eran una manera de conectar a los magistrados con los orígenes de la ciudad, pero no fueron usados para datar acontecimientos hasta que los historiadores del siglo IV decidieron emplearlos.

Durante el tiempo de Augusto, se tomaba el año correspondiente al primer año de la séptima Olimpíada (752 a.C.) como fecha oficial de fundación. Esta fecha corresponde a la dada por Catón el Viejo. Tiempo después, a mediados del siglo I, el emperador Tiberio Claudio César correría un año hacia atrás la fecha oficial basándose en la fecha tomada por Marco Terencio Varrón.

Fasti Consulares transcriptos en la publicación de los Fasti Capitolini de Atilius Degrassi.
Arriba: Se puede observar que el año 730 (DCCXXX) desde la fundación de roma corresponde al año 23 a.C. Abajo: Ordenación temporal de los cónsules a partir de los años desde la fundación de Roma establecidos por Marco Terencio Varrón. En ellos, el año 730 inscripto en el mármol aparece como 731. Esto se debe a que Varrón situó la fundación de Roma un año antes que la fecha oficial.

La Res Gestae Divi Augusti y los censos de Augusto

Las Gestas del Divino Augusto es un documento testamentario del Emperador Augusto destinado a ser grabado en piedra, según sus deseos, en el Campo de Marte en Roma.

Augusto encomendó a unas sacerdotisas de la diosa Vesta, las vírgenes vestales, guardar el documento trece meses antes de su muerte.

La mejor copia de la Res Gestae se conserva en Turquía, en la actual ciudad de Ankara, grabada sobre los muros de un antiguo templo en honor de Roma y Augusto. La copia se conoce como el Monumentum Ancyranum o monumento de Ancira por el antiguo nombre de la ciudad.

El documento testamentario incluye 35 párrafos, entre los cuales se hace mención a tres censos que Augusto consideró importantes. Indicamos, para cada consulado, los años correspondientes de la fundación de Roma.

Los censos registrados en Ancira

Por mando del pueblo y del Senado, durante mi quinto consulado [29 a.C.] aumenté el número de los patricios romanos. Por tres veces establecí la lista de senadores y, en mi sexto consulado [28 a.C.], llevé a cabo, con Marco Agripa como colega, el censo del pueblo. Celebré la ceremonia lustral después de que no se hubiera celebrado en cuarenta y dos años; en ella fueron censados 4.063.000 ciudadanos romanos.

Durante el consulado de Cayo Censorino y Cayo Asinio [8 a.C.] llevé a cabo el censo por mí solo, en virtud de mi poder consular, en cuya lustración se contaron 4.233.000 ciudadanos romanos.

Hice el censo por vez tercera, en virtud de mi poder consular y teniendo por colega a mi hijo, Tiberio César, en el consulado de Sexto Pompeyo y Sexto Apuleyo [14 d.C.]; con ocasión de este censo conté 4.937.000 ciudadanos romanos.

Mediante nuevas leyes que propuse saqué del desuso muchos ejemplos de nuestros antepasados, decaídos ya en Roma, y yo mismo dejé a la posteridad muchas acciones como ejemplo que imitar.

César Augusto. Res Gestae Divi Augusti, párrafo 8.

La Res Gestae nombra otros varios acontecimientos del gobierno de Augusto y los relaciona con los consulados de cada año. Algunos son los siguientes.

  • Consulado de Gaius Pansa y Aulus Hirtius (43 a.C.) Gaius Octavius (posteriormente llamado Augustus) recibe rango consular y se le garantiza el imperio.
  • Séptimo consulado de Augusto (27 a.C.). Devuelve el poder al Senado y al pueblo y recibe el nombre de Augusto.
  • Decimotercer consulado de Augusto (2 a.C.). El Senado, el Orden los Caballeros Romanos y el pueblo romano lo designan oficialmente Padre de la Patria.

El censo romano de Augusto

Una de las objeciones más frecuentes con respecto a la veracidad histórica del censo de Judea es que los censos estaban destinados únicamente al relevamiento de ciudadanos romanos. Sin embargo, hay evidencias de que Augusto utilizó los censos como un modo de garantizar la paz y la fidelidad hacia Roma entre todos los pueblos del Imperio.

El académico Pedro Cañas Navarro, en su trabajo Aspectos Jurídicos del Censo Romano, señala que se conocen censos en la Galia y en la Hispania durante la época de Augusto. También señala que se han recolectado pruebas relativas a censos en Britania, Germania Inferior, Dacia, Macedonia, Tracia, Paphlagonia, África, Mauritania Caesariensis, Siria, Galia, España y otras provincias.

Cuando Augusto menciona el censo del pueblo, no se está ya refiriendo a los censos de ciudadanos usuales en tiempos de la República. Todos ahora debían jurar fidelidad a Roma y a su Emperador. Esta costumbre de censar a todas las provincias fue creciendo con el tiempo, a tal punto que los censos de ciudadanos romanos dejaron de hacerse. 

Ejecución del censo romano

Según refiere Cañas Navarro, la ejecución de los censos del pueblo era relativamente lenta. Determinar el número de ciudadanos romanos era algo rápido, ya que estos tenían interés en aparecer como tales en el censo, pero el resto de los habitantes no compartía este interés.

El censo romano, como muestra la revuelta de Judas el Galileo en Judea, podía significar para los pueblos conquistados una sumisión económica mucho mayor a Roma. El académico cita como ejemplo el censo de Cirene en el año 6-7 a.C., en que se pudo determinar el número de ciudadanos romanos, pero no el de griegos, debido al escaso interés de la población no romana en participar.

El censo de Augusto, el que el Emperador realizó exclusivamente bajo su nombre, inició durante el consulado de Censorinio y Asinio. Este año es el 8 a.C., poco antes de que Sentius Saturninus fuera nombrado procurador en Siria.

Como era usual en un censo romano, la evaluación de los bienes debería haber sido precedida por un juramento de fidelidad. Es esperable que, de haber llamado el César a un empadronamiento en Judea, el edicto emitido solicitara este juramento. Lucas podría estar haciendo mención a un edicto de solicitud de fidelidad a todo el pueblo judío.

Juramentos de fidelidad a César Augusto

No existen muchos registros históricos sobre los juramentos de fidelidad prestados a Augusto por los demás pueblos del Imperio, pero cierta evidencia ha llegado hasta nuestros días.

El juramento en Paphlagonia

En el volumen II de la obra Roman Civilization, de Lewis y Reinhold se cuenta que, cuando el rey Deiotarus de Paphlagonia murió, toda la región de su reino fue anexada al Imperio Romano y pasó a formar parte de la provincia de Galatia.

Tres años más tarde, se publicó un edicto solicitando a los residentes de cada localidad y a los comerciantes romanos que habitaban entre ellos, comenzando por Gangra, que prestaran su lealtad a Augusto. La práctica del juramento de fidelidad se había convertido en un procedimiento habitual desde los tiempos de la lucha entre Augusto y Marco Antonio.

Según consta en la inscripción 8781 de las Inscriptiones latinae de Dessau, en el tercer año del duodécimo consulado del Emperador Augusto, los habitantes de Gangra juraron total fidelidad al César, sus hijos y todos sus descendientes por el resto de sus vidas. 

“El mismo juramento fue hecho por todas las personas en la tierra en los altares de Augusto, en los templos de Augusto de los diversos distritos. De esta manera lo hizo el pueblo de Phazimon … todos juntos hicieron el juramento en el templo de Augusto en el altar de Augusto”

Lewis & Reinhold (1966). Roman Civilization: The Empire, 35, Harper Torchbooks .

Este juramento fue realizado a partir un edicto del César del año 3 a.C.

El censo romano en Armenia y su juramento

El historiador armenio Movses Khorenatsi, el primero en registrar la historia de Armenia en siglo V, cuenta una historia sobre un censo similar al del Evangelio de Lucas.

Abgar, hijo de Arsham, ascendió al trono en el vigésimo año de Arshavir, rey de los persas. Este Abgar fue llamado “hombre noble”, en virtud de su gran generosidad y sabiduría, y más tarde, por sus años. Y ya que los griegos y sirios no podían pronunciar su nombre, lo llamaban Abgarus.

En el segundo año de su reino, todos los distritos de Armenia se convirtieron en tributarios de los romanos. Una orden fue dada por César Augusto, como se dice en el Evangelio de San Lucas, para censar a las personas universalmente. Por esto, comisionados romanos fueron enviados a Armenia, llevando la imagen de César Augusto, que colocaron en todos los templos. En ese mismo tiempo, nuestro Salvador Jesucristo, el hijo de Dios, vino al mundo.

History of Armenians, Libro II, 162, traducción inglesa de R.W. Thomson

Si bien muchos historiadores desestiman este registro por considerar que el dato está imaginado a partir del Evangelio de Lucas, es difícil pensar que no haya existido, al menos, una leyenda que haya dado origen a este escrito.

El juramento en Judea

En Flavio Josefo encontramos un testimonio de un juramento de fidelidad al César antes del tiempo en que Cirenio fuera gobernador de Siria.

En un pasaje de las Antigüedades Judías, Josefo describe a la secta de los fariseos y acusa a sus seguidores de ser capaces más que nadie de actuar contra el rey. Como ejemplo de su conducta, menciona la reacción que tuvieron ante un edicto que solicitaba jurar fidelidad a Augusto.

Tanto es así que mientras la totalidad del pueblo judío aseguró, mediante severos juramentos, que se mantendría fiel a César Augusto y al gobierno del rey, estos hombres, en número superior a los cinco mil, no lo juraron, y cuando el rey les impuso una multa, la mujer de Feroras abonó por ellos su importe.

Flavio Josefo. Antigüedades Judías, libro XVII, 32. Edición de José Vara Donado

Si bien el historiador no hace referencia explícita a un censo romano relacionado con el juramento, este registro ayuda a desmentir la idea de que Herodes el Grande gozaba de autonomía con respecto a Roma.

¿Era Herodes realmente independiente?

La cita de Flavio Josefo sobre el juramento de fidelidad de los judíos al César hace pensar que Herodes no gozaba de absoluta independencia en su gobierno. Este juramento supone, sin dudas, una intervención directa de Augusto sobre las decisiones de gobierno del monarca.

Existen evidencias de, al menos, otro rey que tuvo problemas con su pueblo por la implementación de un censo romano. La académica Lily Ross Taylor trató el tema en un artículo de 1933 titulado Quirinius and the census of Judaea.

Para la actividad de un rey cliente al realizar un censo en su reino se puede citar otra vez el caso de los Clitae, un pueblo de Cilicia Tracheia (Tac. Ann., VI, 41). En el año 36 d.C. su rey, Archelao, que debía su reinado a los romanos, intentó infructuosamente realizar un censo a la manera romana entre su gente.

Es posible que Herodes actuara de una manera parecida en su reino. En ese caso, la oposición al censo del 6 d.C. se habría generado menos por el empadronamiento en sí mismo que por el hecho de que los oficiales a cargo no fueran nativos sino romanos.

Taylor, L. (1933). Quirinius and the Census of Judaea. The American Journal of Philology, 54(2), 120-133.

El censo romano en Judea según Paulo Orosio

(Actualizado: 18/9/2021. Se revisó la hipótesis de Jan Pouč sobre la correcta interpretación de la cronología de los cónsules de Roma.)

En el siglo V, el historiador de la Iglesia Paulo Orosio escribió sobre este asunto al final de su libro VI de Historias contra los paganos:

Así pues, en el año 752 de la fundación de la ciudad… concretamente en el año en que César consiguió establecer, por disposición de Dios, una paz estable y auténtica, nace Cristo… Y también en ese mismo año en que el propio Dios se dignó mostrarse y ser como hombre, el mismo César, a quien Dios había predestinado para estos tan grandes misterios, ordenó entonces por primera vez que se hiciera un censo de todas y cada una de las provincias y que fueran censadas todas las personas. En esta época, pues, nació Cristo e inmediatamente después de nacer fue inscrito en el censo romano.

Paulo Orosio. Historias contra los paganos, libro VI, 22.

El cronólogo checo Jan Pouč propuso que el año 752 a.u.c. referido por Orosio debía ser entendido como el año 752 a.u.c. según las listas oficiales de cónsules. Por este motivo, las celebraciones del título de Pater Patriae habrían ocurrido en el año 1 a.C. Su hipótesis supone que Dionisio el Exiguo creó la Era cristiana en el año 241 de la Era diocleciana basándose en los años consulares ab urbe condita, lo que es poco probable.

En el año diocleciano 241 fueron cónsules Flavio Anicio Probo el Joven y Flavio Teodoro Filoxeno Soterico Filoxeno. Desde ese año (525 d.C.), es posible retroceder en la lista de cónsules año a año por un periodo de 800 años. A menos que la lista consensuada académicamente esté mal construida, la correspondencia entre cónsules y años de la Era cristiana es adecuada. Por esto, la hipótesis de Pouč solamente puede sostenerse con dificultades.

Orosio, al ser un historiador del siglo V, utiliza la datación ab urbe condita de Terencio Varrón y no la oficial del tiempo de Augusto. Prueba de ello es que, unos párrafos antes (libro VI, 21) indica que César Augusto fue cónsul por sexta vez, junto a Marco Agripa, en el año 726. Si Orosio hubiera tomado la datación de los tiempos de Augusto, habría situado estos consulados en el año 725.

Según puede inferirse del texto de Paulo Orosio, el edicto de Augusto fue posterior al otorgamiento del título de Pater Patriae. El edicto de jura de fidelidad en Judea habría sido emitido en algún momento durante el mismo año.

El viaje de María y José

La idea de que José no habría estado obligado a viajar a su lugar de origen para censarse es una de las más esgrimidas para desacreditar el relato del Evangelio de Lucas y poner en duda la fiabilidad del autor.

El Museo Británico guarda un fragmento de un papiro egipcio que podría servir como evidencia de que un censo romano podía obligar a los ciudadanos a volver a sus lugares de origen.

El censo romano del papiro 904

El papiro 904 (BL Papyrus 904) es un documento que contiene una orden del prefecto Gaius Vibius Maximus para que todos los habitantes de su área regresen a sus hogares con el objetivo de ser censados.

Imagen del papiro 904 presentada en el libro de T.C. Mitchell (1988), The Bible in the British Museum; Interpreting the Evidence. London-British Museum Press.

El edicto de Vibius Maximus declara que ha llegado el tiempo del censo del año decimocuarto y todas las personas ausentes de su tierra natal deben regresar a sus hogares y permanecer allí.

En el mismo artículo citado más arriba, Lily Ross Taylor se refirió al edicto de Vibius Maximus.

La afirmación de Lucas de que todos los hombres recibieron la orden de volver a su propia ciudad para ser empadronados tiene paralelos significativos en los registros egipcios.

Entre los papiros que tratan el censo que Egipto tenía cada catorce años, durante el Imperio, hay varios documentos que prevén el empadronamiento por hogar, η κατ οικίαν απογραφή. Uno de ellos, que data del año 104 d.C., es una orden del prefecto de Egipto para que aquellos que están fuera de su propio nomo regresen a su hogar para ser censados.

Todavía otros registros, sobre los que la relación con los censos para ahora estar establecida, no mencionan el hogar sino la ἰδία, el lugar de origen al que los hombres podían, en una ocasión como la toma de un censo, ser forzados a retornar.

La idea de la ἰδία era familiar en cualquier lugar de oriente. Cualquiera sea nuestra decisión sobre la precisión de Lucas, él parece haber estado registrando una costumbre familiar en Judea cuando dice que todo el mundo recibió la orden de ir a su propia ciudad (εἰς τὴν ἰδίαν πόλιν) para ser censado.

Taylor, L. (1933). Quirinius and the Census of Judaea. The American Journal of Philology, 54(2), 120-133.

El papiro 904 da verosimilitud al viaje de José a Belén. Lucas nos dice que José se vio obligado por el censo a volver a su propia ciudad, ya que pertenecía a la tribu de David y su familia estaba allí. Esto puede significar que el censo obligó a los hombres a censarse en su lugar de origen, pero también que José aún no había concretado su mudanza a Nazaret.

La compañía de María

Se ha dicho que, aunque José estuviera obligado a viajar por motivo de un censo, María no habría estado obligada a hacerlo. José podría haber declarado por sí mismo que vivía con su esposa y que estaba esperando un hijo.

Sobre los motivos del viaje de María no sabemos prácticamente nada. Lucas solamente dice que viajó en un estado avanzado de embarazo. Se han propuesto distintas explicaciones.

Una explicación es que podrían haber existido diferencias en el pago entre hombres solteros y hombres casados. María habría viajado para que el futuro censo sobre los bienes hubiera sido menos gravoso para su familia. Esta explicación no es muy convincente, ya que los judíos aportaban indirectamente al César a través de su rey y no a partir de la valuación censal de los bienes. Aunque podría haber ocurrido que, al estar el César enemistado con Herodes en ese tiempo, hubiera decidido cambiar el régimen de impuestos.

Algunos autores, basándose en el Evangelio de Mateo, plantearon que la intención de María y José fue trasladarse a Belén para criar allí a su hijo. El pasaje de Mateo, relacionado con la huida por la matanza de los inocentes, dice lo siguiente.

Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Prepárate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, pues ya han muerto los que querían atentar contra la vida del niño’. Él se preparó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.

Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí. Así que, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a residir en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas: ‘Será llamado Nazoreo’.

Mt 2: 19-23

Este pasaje de Mateo parece indicar que la Sagrada Familia no tenía intención de habitar en Nazaret a su regreso de Egipto. El motivo para no establecerse en Judea, la tierra de José, es que allí reinaba Arquelao. Este hijo de Herodes era visto como una persona muy cruel. Si José y María estaban convencidos de que Jesús estaba destinado a ser el Mesías esperado por Israel, entonces habrían evitado ponerlo en peligro. Nazaret era una zona rural y eso podría haberles dado la seguridad que buscaban.

Esta última explicación puede resultar convincente, aunque especulativa. En realidad, no hay datos sobre por qué María habría decidido acompañar a José. Tal vez sólo deseaba que su marido estuviese presente al momento del parto.

La investigación de Gertoux sobre el censo de Augusto

Gerard Gertoux, en un trabajo titulado Dating the two Censuses of Quirinius, presentó argumentos en favor de la existencia de un gobierno de Cirenio en Siria anterior al del año 6 d.C. Además, identificó el empadronamiento universal mencionado por Lucas con una orden de Augusto de hacer un inventario del mundo entero.

Un inventario sin precedentes

Augusto dejó a las vírgenes vestales, junto con las inscripciones de la Res Gestae, un documento llamado Breviarium totius imperii. Según relata Suetonio en Vida de Augusto, tres rollos fueron abiertos y leídos en el Senado después de la muerte del César.

En el primero de los tres rollos incluyó instrucciones para su funeral; en el segundo, una lista de los trabajos que había completado y que ordenó inscribir en tablas de bronce para ser colocadas en la entrada del Mausoleo; en el tercero, un resumen del «estado del imperio»; cuántos soldados había en servicio activo en todas partes, cuánto dinero había en el Tesoro y en los diferentes cofres y cuánto se debía al Tesoro público. Añadió, además, los nombres de los libertos y esclavos a los que se podían reclamar las deudas.

Suetonius, Aug. 101

Claude Nicolet, en su obra L’inventaire du Monde, recoge citas de Tácito y Dion Casio sobre el tercer rollo de Augusto. Según Tácito, el documento contenía una «descripción de los recursos del Estado, del número de ciudadanos y aliados en armas, de las flotas, reinos súbditos, provincias, impuestos, directos e indirectos, gastos necesarios y bonificaciones usuales» (Annals I:11,4).

Tácito llama a la empresa de Augusto un «panorama del poder público» y Dion Casio, una «evaluación global».

Gerard Gertoux, basado en el trabajo de Nicolet, afirma que un inventario de tal alcance debería haber involucrado a toda la tierra habitada. Los reyes fueron tratados como si fueran gobernadores romanos. Ningún reino aliado pudo oponerse a la voluntad del César y Herodes debió colaborar activamente para realizar el censo en su tierra.

El censo de Herodes al servicio de Roma

Al verse obligado Herodes a colaborar con el inventario solicitado por Augusto, habría decidido respetar las tradiciones hebreas. Gertoux invoca dos pasajes del Antiguo Testamento que indican que los hombres judíos se registraban en la casa de sus padres.

…y convocaron a toda la comunidad, el día primero del mes segundo. La gente fue registrada por clanes y familias, anotando uno por uno los nombres de los veinte años para arriba.

Números 1:18

Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis por el país la liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y cada cual regresará a su familia.

Levítico 25:10

La importancia del clan y de la familia para la organización del pueblo de Israel y, por tanto, para el registro de sus habitantes, pudo haber determinado el viaje de José a Belén.

El gobierno anterior de Cirenio

Gertoux, siguiendo a Orosio, relaciona el inventario universal de Augusto con las celebraciones del título de Pater Patriae. En el año 2 a.C., el Emperador habría decretado este registro especial en todo el Imperio.

Según la traducción más difundida del Evangelio de Lucas, Cirenio era gobernador de Siria al momento de ser realizado el empadronamiento universal. Al no haber registros directos de que realmente Cirenio haya sido dos veces gobernador de Siria, tiende a interpretarse que hay una equivocación en la información provista por el evangelista. Sin embargo, Gertoux rastrea una serie de acontecimientos históricos que sugieren que Cirenio fue efectivamente gobernador durante los años 3 a.C a 1 a.C., antes de ocupar un segundo mandato en el 6 d.C.

Para dar apoyo a su interpretación, Gertoux la relaciona con un fragmento de una lápida conocido como Titulus Tiburtinus, que Theodor Mommsen identificó como perteneciente a Cirenio.

Inscripción de Tibur CIL XIV 3613 = ILS 918. Gertoux. Dating the two Censuses of Quirinius, p. 8.

Según la reconstrucción de Mommsen, la lápida podría haber dicho lo siguiente:

[Publius hijo, P. Sulpicius Quirinius; Cónsul; Pretor; Procónsul]
[de la provincia de Creta y Cirenaica que él ocupó; como legado]
[propretor del Divino Augusto de Galatia llevó adelante la guerra]
[con el pueblo de los Homonadenses que asesinó a Amyntas el]
[R]ey, el que habiendo sido llevado ante el pod[er del Emperador César]
Augusto y el pueblo romano, el Senado[o decretó a los dioses inmortales]
dos acciones de gracias por los logr[os alcanzados]
así como por los ornamentos triunfales [otorgados en otra ocasión];
como procónsul de la provincia de Asia él oc[upó el cargo; como legado propretor]
del Divino Augusto de nuevo en Siria y Fe[nicia él ocupó el cargo];

Gertoux. Dating the two Censuses of Quirinius, p. 8. Los [ ] indican las partes reconstruidas.

Si bien el nombre de Cirenio no aparece en la inscripción y se han propuesto otros posibles candidatos, Gertoux muestra que no hay nadie más que logre cumplir enteramente con lo descripto en la lápida.

No es posible tratar en detalle todos los aspectos tomados por Gertoux para identificar un gobierno de Cirenio durante los años 3 a.C. a 1. a.C. El autor examina numerosos hechos históricos y geográficos que requerirían una publicación mucho más extensa.

Destacamos, para finalizar, que el trabajo de Gertoux logra establecer una interpretación verosímil para el relato de Lucas a partir de los siguientes puntos:

  • César Augusto ordenó un inventario de todo el mundo.
  • El inventario se realizó con motivo de las celebraciones del título de Pater Patriae.
  • Herodes colaboró activamente con el censo y respetó las tradiciones judías.
  • Cirenio era gobernador de Siria cuando Augusto ordenó su inventario.
  • La fecha de este inventario coincide con el año tradicional del nacimiento de Cristo.

La historicidad del censo de Lucas

Hemos mostrado que el censo romano referido por Lucas no solamente es una posibilidad histórica sino que podría contar con evidencia de respaldo. Aunque no hay seguridad sobre cómo traducir adecuadamente el pasaje del evangelio, podemos plantear que se trata de un acontecimiento conocido por todos a causa de su carácter universal.

Según los registros de Augusto en la Res Gestae, puede plantearse que el César consideró los censos como emprendimientos de importancia estratégica en la gestión de todo el Imperio Romano. En este sentido, el carácter de universal estuvo presente en cada censo ordenado desde Roma. En el mármol de Ancira, se nombra un censo realizado exclusivamente bajo el nombre de Augusto, iniciado durante el año 8 a.C. Un año después, Sentius Saturninus fue gobernador de Siria, lo que se corresponde con la afirmación de Tertuliano de que el censo fue inaugurado por él en Judea.

Sabemos también, siguiendo a Josefo, que hubo un juramento de fidelidad al César y que despertó una gran oposición. Los fariseos se negaron a jurar, como lo harían después varios judíos durante el censo del año 6 d.C. Si este juramento era el que precedía al segundo censo de Augusto, es posible que toda la actividad haya quedado suspendida ante el problema de los fariseos. Podría interpretarse, entonces, que los registros se cerraron solamente cuando Cirenio tuvo a su cargo el conteo de bienes después de la deposición de Arquelao.

Lucas podría haberse referido al censo de Judea como parte integrante del censo más amplio de Augusto. En este sentido, los judíos lo habrían considerado como parte de un censo universal.

Dentro de la variedad de soluciones propuestas para identificar el censo bajo el cual nació Jesús, hemos considerado importante destacar la de Gerard Gertoux. Su explicación tiene la virtud de reunir la información dispersa y fragmentada, ordenarla en un todo coherente y resistir el examen en detalle de los hechos históricos.

La mayor parte de las interpretaciones que respaldan la existencia del censo nombrado por Lucas sitúan el nacimiento de Jesús durante su transcurso. El límite mínimo parece estar en el año 8 a.C., cuando Augusto ordenó el censo exclusivamente bajo su nombre, y el límite máximo, en el año 1 a.C., luego de terminado el inventario del mundo romano. Desde la interpretación de Gertoux, el nacimiento de Jesús ocurrió en una fecha cercana a este inventario.

3 comentarios en “El censo romano de Augusto en el Evangelio de Lucas”

  1. Si consideramos el posible hecho de que: tanto José como María conocían la profecía del mesías que habría de nacer en Belén. Considero que esta fue la razón principal por la que María se traslado junto con José.

  2. Existen varias evidencias históricas que respaldan la narrativa bíblica del nacimiento de Jesús. Por ejemplo, el historiador romano Tácito describe un censo que se llevó a cabo en el año 4 d.C., lo que coincide con la narrativa bíblica. Tácito menciona un censo que se llevó a cabo en el año 4 d.C. Esto concuerda con la narrativa bíblica del nacimiento de Jesús, que se llevó a cabo en Jerusalén. No hay información específica sobre cómo se llevó a cabo el censo, pero los testimonios históricos respaldan la narrativa bíblica de que se llevó a cabo un censo en Jerusalén en ese momento Otra evidencia se encuentra en la correspondencia del emperador romano Claudio, en la que se menciona que se llevó a cabo un censo en Judea en el año 3 d.C. Estos hallazgos sugieren que el relato bíblico del nacimiento de Jesús es verídico y se llevó a cabo un censo en Jerusalén alrededor de ese tiempo
    La correspondencia del emperador Claudio no menciona un censo militar. Esta correspondencia menciona un censo en Judea en el año 3 d.C., pero no especifica el propósito del censo. Sin embargo, esto coincide con la narrativa bíblica del nacimiento de Jesús, que implica un censo para el registro de la gente para el impuesto. Esto sugiere que el censo en Judea en el año 3 d.C. podría haber sido el mismo que se describe en la Biblia.

    1. Muchas gracias por tu comentario. ¿Podrías aportar las fuentes donde constan las evidencias que citas para hacerlo más completo? ¡Saludos y bendiciones!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *