Dionisio el Exiguo

Dionisio el Exiguo y el inicio de la Era cristiana


Dionisio, un monje y brillante matemático bizantino del siglo VI, apodado «el Exiguo» a causa de su humildad intelectual, fue el responsable de crear el sistema de datación que utilizamos en la Era cristiana. Al contrario de lo que se cree, lo hizo en forma indirecta mientras se encontraba trabajando en un asunto de cómputo pascual.

A menudo se lee que el Exiguo habría cometido algunos errores importantes al calcular el año del nacimiento de Cristo. Esta afirmación se lee en numerosos textos académicos, principalmente de historiadores, y parece haberse convertido en sentido común. Muchas personas piensan que vivimos en un año equivocado.

Te invitamos a conocer el trabajo realizado por Dionisio el Exiguo y el origen del cálculo que supuestamente distorsionó el año del nacimiento de Jesús.

El problema de la datación en la antigüedad

El conteo de los años en el mundo antiguo no se regía por una era común. Cada sociedad llevaba su propia cuenta y, a veces, una misma sociedad podía tener sistemas de referencia diferentes. Como regla general, se tomaban acontecimientos conocidos por la mayor parte de la gente para orientarse a partir de allí.

El calendario helénico contaba los años a partir de los juegos olímpicos. Una Olimpíada era la medida de tiempo transcurrida entre dos juegos olímpicos. Como los juegos sucedían cada cuatro años, era fácil establecer un sistema de referencia basado en el número de juego y su número de año (primero, segundo, tercero o cuarto). El año 776 a. C. fue el año del primer juego olímpico; el año 775 a.C. fue el segundo año de la Olimpíada 1; el año 772 a.C. fue el primer año de la Olimpíada 2, y así sucesivamente.

En el antiguo Egipto, en Babilonia y en Persia preferían un sistema de datación a través de los reinados. Por ejemplo, una tablilla persa que relaciona el final del reinado de Artajerjes con el comienzo de Darío II dice: «Año quincuagésimo primero [de Artajerjes], año de ascenso al trono, mes 12, día 20, Darío, rey de las tierras». Se supone que el quincuagésimo año de Artajerjes fue 424 a.C. y el primer año de Darío II, el 423 a.C.

Los primeros cronólogos cristianos recurrieron a distintos sistemas de datación. El anno mundi consideraba los años a partir de un cálculo sobre la creación del mundo basado en el Libro del Génesis. Eusebio de Cesarea, en el siglo III, utilizó un sistema de conteo a partir de Abraham, que comenzaba presumiblemente en el año 2100 a.C.

La datación en Roma

Existe una creencia generalizada de que en el Imperio Romano se contaban los años a partir de la fundación de la ciudad de Roma (ab urbe condita). Esta es una idea errada. La Era desde la fundación de Roma fue creada como un modo de fechar ciertos eventos importantes y fue utilizada por algunos cronólogos cristianos para sus dataciones, pero su utilización fue solamente esporádica.

Los años ab urbe condita nacieron de un cálculo realizado por Quinto Fabio Píctor sobre la fecha de la fundación de Roma. Según este historiador romano, el primer año de la ciudad fue también el primer año de la octava Olimpíada. Estos cálculos fueron revisados con posterioridad y se propusieron varias correcciones.

Marco Terencio Varrón, un funcionario romano del siglo I a.C., estableció que la fundación de Roma fue en el cuarto año de la sexta Olimpíada. El historiador griego Timeo sostuvo que la ciudad se fundó 38 años antes del primer juego olímpico; Lucius Cincius Alimentus, en el cuarto año de la Olimpíada 12; Catón el Viejo, en el primer año de la séptima Olimpíada.

Las tablas de los cónsules romanos usualmente consultadas para establecer la datación de la fundación de Roma presentaban, muchas veces, versiones distintas en cuanto a la duración de los mandatos. Esto dificultaba el conteo hacia atrás de los años, con el resultado de una confusión generalizada sobre el año de origen. Se calcula que hacia el siglo IV existían al menos 20 fechas distintas de la fundación de Roma.

Finalmente, el emperador Tiberio Claudio César (años 41 a 54 d.C.) reconoció como válidos los cálculos de Varrón, por lo que fue este origen el que terminó imponiéndose de manera oficial. El tercer año de la sexta Olimpíada se convertiría, durante la Era Cristiana, en el año 753 a.C.

La Era diocleciana

Para evitar los innumerables problemas derivados de contar los años ab urbe condita, los romanos prefirieron seguir utilizando un sistema de datación a partir de sus magistrados. Por ejemplo, «en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César» o «durante el consulado de G. Censorino y C. Asinio» son formas de este tipo de datación.

Durante los siglos IV y V, los cristianos de Alejandría contaban los años desde el inicio del reinado de Diocleciano (anno Diocletiani), también conocido como la era de los mártires, ya que este emperador promovió la mayor persecución contra los cristianos en el Imperio Romano.

La Era diocleciana comenzó a contarse a partir del inicio de su gobierno el 29 de agosto del 284. La tabla pascual sobre la que trabajó Dionisio el Exiguo estaba datada en base a esta Era. La idea de seguir nombrando al emperador disgustaba a Dionisio, por lo que decidió a cambiar la forma de datación y utilizar una Era cristiana.

El cómputo pascual en el origen de la Era cristiana

La Pascua hebrea recuerda el cruce del Mar Rojo por parte del pueblo de Israel al abandonar la vida de esclavitud en Egipto. Este hecho habría ocurrido durante la luna llena siguiente al equinoccio de primavera, motivo por lo que la celebración ocurre siempre en este momento del año.

Como el calendario hebreo es un calendario lunar, la luna llena siguiente al equinoccio de primavera ocurre siempre el día 14 de Nisán. Esta fecha es variable en el calendario solar juliano adoptado por el Imperio Romano y en el calendario gregoriano usado a escala mundial en la actualidad. El 14 de Nisán, en nuestro calendario, se mueve entre los días 21 de marzo y 18 de abril.

Luego de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, la fecha de la Pascua hebrea adquirió un significado diferente para la cristiandad. Aunque al principio algunos cristianos decidieron festejarla el 15 de Nisán, siguiendo la tradición judía, la mayoría de las Iglesias entendieron que debería celebrarse siempre en el día de la Resurrección.

El Concilio de Nicea, en el año 325, estableció que la Pascua de Resurrección debería celebrarse el domingo siguiente a la primera luna llena del equinoccio de primavera y jamás coincidir con la celebración judía. La necesidad de determinar correctamente las fechas de las Pascuas dio origen al Computus Paschalis o cómputo pascual.

El cómputo pascual fue una actividad intelectual destinada a resolver el problema de determinar las fechas más adecuadas de celebración de la Pascua de Resurrección respetando las complejidades y restricciones de los ciclos lunares y solares.

La búsqueda de un ciclo lunisolar adecuado

La Tierra tarda 365.2422 días en completar una vuelta alrededor del sol. Esa es la duración de un ciclo solar. Un ciclo lunar dura 29.5306 días. Esa es la cantidad de días que transcurren entre dos lunas nuevas consecutivas.

12 lunaciones o 12 meses lunares abarcan en total 354.3672 días. Si queremos saber cuántas lunaciones ocurren durante un año solar, solamente tenemos que dividir 365.2422 / 29.5306 = 12.3686…

El número de lunaciones en un año solar (12.3686…) es un número irracional. Al final de cada año solar, sobran 0.3686… lunaciones, que representan 11 días y unos minutos de ciclo lunar. Si acumuláramos estos días sobrantes, en tres años tendríamos aproximadamente un mes extra.

Agregar meses extras para compensar el desfase entre 12 meses lunares y 12 meses solares es una buena estrategia para mantener sincronizados los dos tipos de calendarios. Aunque la diferencia en ciclos lunares es un número irracional, cierta cantidad de meses agregados cada cierta cantidad de años podrían servir muy bien.

Las lunaciones sobrantes (0.3683…) pueden ser compensadas distribuyendo 3 meses lunares en un periodo de 8 años (3/8 = 0.3750), 4 meses lunares en un periodo de 11 años (4/11 = 0.3636), 7 meses lunares en un periodo de 19 años (7/19 = 0.3684), 31 meses lunares en un periodo de 84 años (31/84 = 0.3690).

Todas las soluciones nombradas fueron adoptadas, en algún momento u otro, por los cristianos. Pero dos soluciones compitieron entre sí por probar su mejor adecuación. La Iglesia Romana eligió el ciclo de 84 años y los cristianos de Alejandría, el ciclo de 19 años.

El ciclo de 19 años es una muy buena aproximación para compensar la diferencia entre los ciclos solares y lunares. Al intercalar 7 meses lunares, al final del periodo de 19 años, solamente habrá una diferencia de un día entre las predicciones del cálculo pascual y el estado real de la luna.

Dionisio el Exiguo y su defensa del cálculo alejandrino

Dionisio el Exiguo defendió firmemente los criterios utilizados para calcular la fecha de la Pascua en Alejandría y realizó sus propios cálculos en base a una tabla pascual confeccionada allí con el ciclo de 19 años.

En sus cálculos, Dionisio siguió los mismos criterios ya conocidos en la Iglesia de Alejandría:

  • El primer mes lunar, Nisán, comienza entre el 8 de marzo y el 5 de abril, inclusive.
  • El equinoccio de primavera tiene lugar el 21 de marzo en el hemisferio norte.
  • La primera luna llena tiene lugar entre el 21 de marzo y el 18 de abril.
  • Para que el domingo de Pascua no coincida con la celebración judía deben correrse los días, eligiendo el periodo del 22 de marzo al 25 de abril.

Dionisio tenía acceso a una tabla pascual, atribuida al obispo Cirilo de Alejandría, que contenía las fechas pascuales correspondientes al periodo 437-531 d.C. El matemático hizo una continuación de los años de la tabla y en base a ella construyó algunas fórmulas sencillas que permitirían al clero calcular por su cuenta las fechas de la celebración pascual.

Como en el siglo VI el sistema de datación aún tomaba su origen en el primer año de Diocleciano, la tabla alejandrina contaba los años desde el inicio del gobierno del emperador. Dionisio, que estaba disconforme con el hecho de nombrar al mayor perseguidor de los cristianos en cada fecha, decidió construir un sistema de datación más noble, basado en la Encarnación de Cristo (era ab incarnatione domini nostri Ihesu Christi).

Dionisio el Exiguo y el año del Señor

La tabla pascual que Dionisio extendió terminaba con el año 247 de la Era diocleciana. En lugar de continuar con el año 248, decidió seguir la datación con el anno Domini o año del Señor 532. Pero nunca explicó cómo llegó a esta equivalencia.

Como en dos ocasiones Dionisio citó la Historia de la Iglesia de Eusebio de Cesarea, se supone que estaba familiarizado con sus escritos y con la datación del nacimiento de Cristo mencionada en ellos. En su Historia, Eusebio escribe que Cristo nació durante el año 42 del reinado de Augusto.

Eusebio escribió también una obra de cronología que sólo se ha conservado de manera parcial, pero que Dionisio pudo haber tenido entre sus manos. El Chronicon o Tablas cronológicas y epítome de historia universal, tanto de los griegos como de los pueblos extranjeros ha llegado hasta nuestros días de manera fragmentaria. Pero en el tiempo de Dionisio el Exiguo era el libro de referencia para ordenar cronológicamente la historia universal, especialmente a partir de la traducción y extensión de la obra realizada por San Jerónimo.

El prólogo de Félix, Abad de Gillitanus

La obra de Eusebio utilizó y sincronizó diferentes métodos de datación: los años contados desde el nacimiento calculado de Abraham, los años de la Era olímpica y los años de reinado de cada gobernante en los pueblos estudiados. Entre estos métodos, la datación por olimpíadas le ofreció una buena manera de sincronizar los acontecimientos de los años abrahámicos con los de los demás pueblos.

La traducción y ampliación de San Jerónimo del Chronicon de Eusebio sitúa el nacimiento de Cristo en el tercer año de la Olimpíada 194.

194.3 [2015] Jesús, el hijo de Dios, nación en Bethlehem en Judaea.

Tabla de San Jerónimo

Dionisio el Exiguo solamente se refiere de manera explícita a los años de la Era diocleciana en la construcción de su tabla. Pero es altamente probable que haya tomado como referencia la cronología de Eusebio/Jerónimo para contar los años desde la Encarnación de Cristo. Un prólogo de una edición posterior de la tabla pascual indica expresamente que Dionisio consideró la Olimpíada 194 como punto de partida.

Georges Declercq, académico de la Universidad de Bruselas, llamó la atención sobre un texto redactado por Félix de Gillitanus que prologaba la extensión de la tabla pascual de Dionisio.

En el medio de la 194º olimpíada, es decir, en el cuadragésimo segundo año real de Octavianus Augustus, nuestro Señor Jesucristo nació.

Desde la natividad del Señor hasta la 265º olimpíada, es decir, hasta el primer año de Diocleciano, hay 284 años. Y desde el primer año de Diocleciano hasta el primer ciclo de Dionisio encontrarán 248 años. La suma hace 532 años.

Por lo tanto, Dionisio comenzó su primer ciclo con el año 532 desde la encarnación del Señor, porque el siclo de San Cirilo terminó en el 247º [año de Diocleciano]. Agréguese el año en que Dionisio comienza, y se tendrán 248 años, como fue dicho arriba.

Prólogo de Félix de Gillitanus a la extensión de la tabla pascual de Dionisio el Exiguo

Según el planteo de Félix de Gillitanus, Dionisio aceptó la fecha convencional para el nacimiento de Cristo, durante el año 42 del reinado de Augusto, y calculó desde allí el primer año de Diocleciano con la ayuda de las olimpíadas.

Discrepancia de cálculos

Según el prólogo de Félix de Gillitanus, Diocleciano inició su gobierno durante la Olimpíada 265, pero omite indicar el año exacto. Sabemos por otras fuentes que el año de ascenso del emperador fue el cuarto año de la Olimpíada 265. Puede que el prologuista haya omitido este dato por error.

Por otra parte, Eusebio de Cesarea indica que la Era diocleciana inició en el segundo año de la Olimpíada 266. Por este motivo, si tomamos la equivalencia que Dionisio hace entre el año 532 AD y el año 248 de Diocleciano y contamos los años hacia atrás hasta el año de Olimpíada al que se atribuye el inicio de la Era diocleciana, obtendremos una leve discrepancia.

El cálculo de Félix de Gillitanus arrastra un error de un año y ubicaría el nacimiento de cristo en el año 1 a.C. Además de agregar un año extra, omite considerar la Olimpíada 194. Si agregamos el año que no contó, llegamos al año 2 a.C.
Si tomamos en cuenta la Olimpíada del primer año de Diocleciano según Eusebio/Jerónimo, entonces el cálculo del nacimiento de Cristo nos lleva hasta el 2 a.C.
Ninguno de estos dos cálculos explica satisfactoriamente la solución de Dionisio el Exiguo.
El cálculo de Félix de Gillitanus intenta justificar cómo Dionisio el Exiguo llegó desde la Olimpíada 194 hasta el año 532 d.C. El cálculo según Eusebio/Jerónimo sitúa el nacimiento de Cristo en el 2 a.C. y cuenta un año menos del gobierno de Diocleciano. Ningún cálculo termina en el 1 d.C. como sería esperable.

Félix vs Eusebio

Según desarrolla Declercq, Félix de Gillitanus partió de la idea de que Dionisio habría tomado el año tercero de la Olimpíada 194 como año del nacimiento de Cristo. Luego, como Diocleciano inició su gobierno en la Olimpíada 265, habría sacado la cantidad total de años entre esas dos Olimpíadas: 265 – 194 = 71 olimpíadas y 71 * 4 = 284 años. A ello le sumó los 248 años que contó desde el año diocleciano 248 hasta la Olimpíada 265 y obtuvo 284 + 248 = 532.

En su cuenta, Félix de Gillitanus sumó un año de más y olvidó contar los dos últimos años de la Olimpíada 194. Si no hubiera cometido estos errores, habría notado que el año correspondiente al 248 de Diocleciano era el 534 AD.

Si se toma como cierta la fecha de inicio del gobierno de Diocleciano dada por Eusebio/Jerónimo, correspondiente al 286 AD, entonces sólo hay lugar para 246 años de la Era diocleciana hasta el 532 AD. Como esta era había arrancado en el segundo año de la Olimpíada 266, hay que agregar un año al ciclo de 71 Olimpíadas para llegar hasta el 1 AD: 284 + 1 = 285 años. Luego, hay que sumar los dos años de la Olimpíada 194 para llegar al momento aproximado de la Encarnación. Este cálculo tampoco sitúa el nacimiento de Cristo en el 1 d.C.

El cálculo de Félix de Gillitanus corregido debería situar el nacimiento de Cristo en el año 2 a.C. El cálculo a partir de Eusebio/Jerónimo lo sitúa allí, aunque de manera errónea, mediante el acortamiento de los años reales de la Era diocleciana. ¿Corrigió Dionisio el Exiguo la datación de Eusebio/Jerónimo? ¿Es el relato de Félix de Gillitanus un intento de explicar esta corrección?

El posible cálculo de Dionisio el Exiguo

Dado que Dionisio sabía con certeza que habrían trascurrido, al final del ciclo de la tabla pascual, 247 años de la Era diocleciana, notó con seguridad que el inicio de esta Era propuesto por Eusebio/Jerónimo contaba un año menos. Sólo la versión de Diocleciano ascendiendo al poder en el cuarto año de la Olimpíada 265 podía ser correcta (Jul 284 – Jun 285). Si se resta 532 – 247, se obtiene como primer año de Diocleciano el 285 AD. Si bien el emperador comenzó su gobierno en agosto del año anterior, la costumbre romana era considerar el inicio de los mandatos en enero. Dionisio parece haber seguido esta costumbre.

Dionisio conocía, además, la fecha tradicional de nacimiento de Jesús durante el tercer año de la Olimpíada 194, por lo que es altamente probable que haya llegado a la conclusión de que el año 248 de Diocleciano tendría lugar 533 años después de la Encarnación. Esto lo habría llevado a establecer una equivalencia entre el 248 y el año 534 AD. Sin embargo, finalmente escribió 532 AD en la tabla pascual, provocando un corrimiento de dos años. ¿Fue adrede o fue una equivocación?

Para los que prefieren ver las líneas de tiempo de manera gráfica año por año, preparamos una ayuda visual con las correspondencias entre las eras cristiana, olímpica y diocleciana.

 

El corrimiento de dos años

Para responder a la pregunta sobre la equivocación de Dionisio el Exiguo, hay que tener en cuenta que el monje no estaba intentando crear una nueva Era para uso de toda la sociedad, sino simplemente reemplazar el conteo de años de las tablas pascuales por un sistema más noble que el de la Era diocleciana.

Dionisio tampoco tuvo la intención de reemplazar la numeración de todos los años anteriores a la fecha de publicación de la tabla. Su objetivo era cambiar la numeración a partir del año 248 de Diocleciano, en el que debía iniciar el nuevo ciclo de 19 años. Sólo posteriormente su nueva Era fue utilizada para numerar los demás años.

Como ya señalamos, el año 248 de la Era diocleciana debería haber coincidido con el año 534 de la Era cristiana. Pero tenía una gran dificultad que afrontar, el año 248 era bisiesto. En el conteo de años solares, es necesario tener una manera fácil de calcular los años bisiestos. En el calendario Diocleciano, los años bisiestos eran fácilmente reconocibles por ser divisibles por 4 sin resto. Pero el número 534 no es divisible por 4.

Para responder a este problema, Dionisio tenía dos soluciones a su alcance: utilizar los años 536 o 532 como punto de partida. El segundo número le ofrecía una gran ventaja sobre el primero. El 532, además de ser divisible por 4, también es divisible por 19 y por 7.

La divisibilidad por 19 facilita los cálculos sobre la edad de la luna cada 22 de marzo y sobre el lugar del año en el ciclo lunisolar de 19 años. A partir de su nueva tabla, iniciando en el año 532, todos los primeros años de cada ciclo serían divisibles por 19 sin resto.

La divisibilidad por 7 y por 4 facilitaba los cálculos del concurrente, un número utilizado para determinar el día de la semana en que caía el 24 de marzo.

La elección del año 532 AD como reemplazo del año 248 de Diocleciano parece haber respondido más a la necesidad de facilitar los cálculos del cómputo pascual que a la de hacer coincidir el año 1 AD con el año de la Encarnación y nacimiento de Cristo.

Las supuestas equivocaciones de Dionisio el Exiguo

La equivocación de Dionisio el Exiguo es una leyenda tan arraigada en nuestra sociedad que ha pasado a formar parte del sentido común contemporáneo. En los círculos académicos, especialmente entre los historiadores, se repite una y otra vez que el monje cometió varios errores matemáticos y confundió para siempre los años de nuestra Era.

Con algunas variantes, suele nombrarse la siguiente lista de errores adjudicados al monje.

  • A Diniosio se le encargó el armado del nuevo calendario para comenzar a contar los años desde el nacimiento de Cristo.
  • Dionisio calculó mal la fecha de muerte de Herodes el Grande, al menos en 4 años, y por eso la línea temporal de la Era cristiana está desfasada entre unos 4 y 7 años con respecto al nacimiento de Cristo.
  • Dionisio se basó en un cálculo erróneo de los años ab urbe condita para armar su calendario.
  • El desconocimiento de Dioniosio del número 0 trastocó todos los cálculos de fechas establecidos hasta entonces.

Esta leyenda, tan difundida que incluso académicos de renombre continúan sosteniendo, se basa en el desconocimiento del trabajo realmente realizado por este monje y las confusiones introducidas por historiadores posteriores reacios al estudio de la cronología. Haremos un repaso por los puntos mencionados para indicar brevemente su falta de fundamento.

Dionisio y el armado del nuevo calendario

Como ya hemos mostrado, Dionisio el Exiguo centró todo su trabajo sobre la extensión de la tabla pascual alejandrina atribuida a Cirilo. El monje era una persona relativamente desconocida y sin muchas influencias. Su trabajo finalmente convenció a la Iglesia de Roma de la superioridad del cálculo alejandrino, pero lo hizo de forma gradual, a medida que su tabla fue circulando.

Dionisio jamás recibió el encargo de crear un nuevo calendario por parte del Papa Juan I. Existió una consulta oficial por parte de la cancillería papal que solicitó al monje explicar, desde sus conocimientos de cómputo pascual, cuál sería la fecha correcta para celebrar la Pascua del año 242 de Diocleciano. Ese año, según el sistema de cómputo utilizado por Roma, la fecha de Pascua caía en una fecha inaceptable.

El cambio de los años dioclecianos a los años del Señor fue una iniciativa propia de Dionisio, acotada al ámbito reducido de su tabla pascual y presentada a un obispo de nombre Petronius. No se sabe nada sobre este obispo, pero posiblemente haya sido el nexo que informó a la cancillería papal que los cálculos de Dionisio podrían ayudar a resolver su problema.

La transformación definitiva de los años del Señor a una nueva Era se debe a San Beda el Venerable, monje y maestro de la Iglesia con profundos conocimientos en cálculo pascual, historia, teología, idiomas y didáctica. Beda tomó el sistema de datación creado por Dionioso el Exiguo y lo utilizó, dos siglos más tarde, para datar hechos históricos en su Historia ecclesiastica gentis Anglorum.

Beda era considerado un hombre de gran sabiduría y conocimiento. Su utilización del sistema de Dionisio ayudó a difundir la nueva Era cristiana. La imposición definitiva llegaría en el siglo VIII de la mano de Carlomagno, quien conoció este tipo de datación por el monje Alcuino de York.

El cálculo de la muerte de Herodes

Una de las afirmaciones que más circula acerca de las equivocaciones de Dionisio el Exiguo es su pésima datación de la muerte del rey Herodes en el año 1 AD.

El año de la muerte de Herodes el Grande es motivo de controversia, aunque el historiador judío Flavio Josefo registró una gran cantidad de acontecimientos relacionados que permiten hacer una datación aproximada. No entraremos en detalle sobre estos acontecimientos. Solamente señalaremos que el teólogo protestante Emil Schürer estableció que la muerte del monarca ocurrió en el año 4 a.C.

Aunque la datación de Schürer se ha convertido en una especie de dogma académico, algunos autores tienen motivos para creer que es incorrecta. Los datos aportados por Flavio Josefo y nuevos cálculos realizados en base a información astronómica respaldan la idea de que Herodes el Grande murió en realidad en el 1 a.C. o en el 1 d.C., después del nacimiento de Cristo.

Pero supongamos que Schürer se encuentra en lo correcto y que el monarca murió en el 4 a.C. En ese caso, ¿cómo afectaría la datación de la muerte de Herodes a los cálculos de Dionisio el Exiguo?

El punto de partida de Dionisio es el año tercero de la Olimpíada 194, considerado como año del nacimiento del Señor. Toda la construcción de la Era cristiana descansa sobre ese año. Dionisio no consideró en sus cálculos a Herodes porque tampoco calculó él mismo la fecha del nacimiento de Cristo. Simplemente tomó una fecha tradicional y partió de allí sin más cuestionamientos.

Lo paradójico de la Era cristiana es que no depende del nacimiento de Cristo, sino del año convencional del nacimiento de Cristo más un corrimiento de dos años por motivos del cómputo pascual. Al hacer esto, Dionisio abandonó en la práctica la equivalencia inicial entre el tercer año de la Olimpíada 194 y el 1 AD, para dar lugar a una nueva convención.

El año 532 AD sería equivalente, desde la nueva tabla pascual, al año 248 de Diocleciano y al año cuarto de la Olimpíada 327, si no se hubieran suspendido los juegos olímpicos. Cristo podría haber nacido en cualquier fecha arbitraria y no cambiaría en nada la corrección de la Era cristiana con respecto al cómputo pascual.

El cálculo erróneo de los ab urbe condita

Suele decirse que Dionisio el Exiguo basó sus cálculos en una determinación errónea de la fecha de la fundación de Roma. Arbitrariamente, el monje habría decidido que el año 754 ab urbe condita era el año de la Encarnación y nacimiento de Cristo.

Este planteo se relaciona con el de la errada datación de la muerte de Herodes el Grande. Como Emil Schürer habría determinado que Herodes murió en 750 a.u.c., entonces Jesús no podría haber nacido en el 754 y toda la Era cristiana estaría errada.

Sobre este punto, solamente podemos volver a señalar que los años ab urbe condita no juegan ningún papel en los cálculos de Dionisio. Como computista pascual que era, no se le habría ocurrido utilizar un sistema de datación basado en los años transcurridos desde la fundación de Roma. El motivo es simple: nadie parecía conocer realmente el año real de fundación.

Para Dionisio, era mucho más sencillo basarse en la Era olímpica, que también era el sistema de referencia para contar los ab urbe condita. No habría tenido sentido proceder de otra forma.

El desorden de todas las fechas por la ausencia del 0

Cuando Dionisio el Exiguo realizó sus cálculos, el número 0 no era conocido. Sin embargo, esto no fue un problema para el monje que solamente estaba preocupado por contar los años desde el 532 AD en adelante. Dionisio no realizó ninguna datación sobre los años anteriores a su tabla pascual.

Fue con la obra Historia ecclesiastica gentis Anglorum, de Beda el Venerable, que apareció la necesidad de datar los años previos al nacimiento de Cristo. Beda fue el primero en hablar de anno igitur ante incarnationem Dominicam o año antes de la Encarnación del Señor. Recién en 1627, el teólogo Denis Pétau popularizó la expresión ante Christum o antes de Cristo.

Para el año 731, fecha de terminación de la Historia ecclesiastica, Occidente no conocía aún las propiedades del número 0, que sería introducido recién por el matemático Fibonacci en el siglo XIII. Beda, por lo tanto, no pudo incorporarlo para separar los años anteriores y posteriores al nacimiento de Cristo.

La ausencia de 0 en la línea temporal de la Era cristiana genera algunas dificultades de cálculo al considerar los años con números negativos. Pero estas dificultades no son muy grandes en realidad.

Excepto por casos especiales que han requerido establecer una nueva convención, como la numeración de los años astronómicos, no suele haber muchos problemas al pasar de los años negativos a los positivos. Con seguridad, si se sabe que los años 1 a.C. y 1 d.C. son consecutivos, es difícil que esto altere la datación de los eventos.

La fecha del nacimiento de Cristo

Una crítica frecuente que se realiza al cálculo de la Era cristiana es que se basa en la asunción de una fecha errónea del nacimiento de Cristo. Algunos críticos han propuesto que Dionisio el Exiguo aceptó acríticamente la fecha tradicional del origen de la Navidad y comenzó a calcular desde allí. Esto habría provocado que vivamos en un año erróneo.

Más allá de que existe una larga tradición que señala a la octava calenda de Enero (25 de diciembre) del año tercero de la Olimpíada 194 como el día del nacimiento de Cristo, los historiadores han propuesto varias correcciones a esta fecha.

Ya hemos mostrado que Dionisio, por motivos de cómputo pascual, independizó el calendario con respecto a la fecha real del nacimiento de Cristo. El calendario quedó fijado en la equivalencia inamovible entre la Era olímpica, diocleciana y cristiana para el inicio del nuevo ciclo pascual en el año 532 d.C. Este artificio matemático creado por el monje da la posibilidad de mover la fecha del nacimiento de Jesús sin afectar la datación de otros acontecimientos.

El legado de Dionisio el Exiguo

Dionisio el Exiguo fue un actor clave para terminar con una discusión de siglos entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría sobre la forma correcta de determinar las fechas de la Pascua. Fue un brillante matemático y entusiasta del cómputo pascual. También fue un hombre piadoso que consideró más noble referenciar los años a partir de Cristo y no de un emperador enemigo de los cristianos.

Es difícil que este monje, que vivió entre los siglos V y VI, haya pensado alguna vez que su modificación de la forma de registrar los años en la tabla pascual iría ganando adeptos dentro de la Iglesia. Y más difícil aún le habría resultado prever que el mundo entero la usaría algún día.

Actualmente, su datación es cuestionada en nombre de cálculos erróneos que nunca hizo y de las numerosas dudas que se arrojan contemporáneamente sobre el verdadero año del nacimiento de Cristo. Estas críticas, sin embargo, no tienen fundamento. Como si se hubiera anticipado 1500 años, o tal vez por obra de la Divina Providencia, Dionisio separó su sistema de datación del nacimiento de Cristo y lo hizo depender de una equivalencia arbitraria. Hasta nuevo aviso, podemos estar seguros de que vivimos en el año en que tenemos que vivir.

4 comentarios en “Dionisio el Exiguo y el inicio de la Era cristiana”

  1. Entonces si vivimos en el año correcto hablando numericamente, pero no vivimos en el año 2023 despues del verdadero nacimiento de Cristo?

    1. Si el abad Félix estaba en lo correcto, se puede decir que es así. A partir de que Beda el Venerable tomó el sistema de Dionisio para ordenar acontecimientos históricos, arrastró el pequeño desfase de años introducido por asuntos de cómputo pascual.
      La tradición tampoco es unánime sobre el verdadero año del nacimiento de Cristo. Jerónimo sitúa el nacimiento de Cristo en el tercer año de la Olimpíada 194, es decir, entre la segunda mitad del año 2 a.C. y la primera mitad del 1 a.C. Sin embargo, algunos revisionistas interpretan que el año verdadero debió haber sido el 3 a.C. Hipólito de Tebas (siglo VII) parece suponer que Cristo nació en el 4 o 5 a.C. Dionisio parece haberse limitado a tomar el año más aceptado.
      Te invitamos a leer nuestra publicación sobre la fecha del nacimiento de Jesús. Allí tratamos de manera detallada la posibilidad de que la fecha tradicional (25 de diciembre de 2 a.C.) sea efectivamente la correcta.
      Saludos!

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