origen de la Navidad

El origen de la Navidad católica


Aunque los primeros cristianos no consideraban importante el festejo de los nacimientos, las generaciones siguientes entendieron que la llegada del Salvador a este mundo merecía una conmemoración especial. Te invitamos a conocer las distintas posturas sobre el origen de esta festividad.

El polémico origen de la Navidad en la historia cristiana

En la cultura judía de la época de Jesús, los nacimientos eran motivo de alegría, pero no de festejo. Un hombre podía tener muchos momentos importantes a lo largo de su vida. Muchos de estos momentos se debían a méritos propios y podían ser motivo de una conmemoración. El nacimiento no era uno de ellos.

El nacimiento no sólo era considerado poco meritorio, sino que su conmemoración se asociaba a una costumbre muy extendida entre los paganos: el festejo del cumpleaños. Para los primeros cristianos, formados en el mundo y la mentalidad del judaísmo, recordar el cumpleaños de Jesús no tenía una gran importancia.

Según la postura académica de la historia de las religiones, a partir del siglo III, las iglesias comenzaron a intentar determinar una fecha para celebrar la Navidad. En la elección de la fecha definitiva, habría primado la necesidad de reemplazar a festividades paganas.

Las coincidencias con algunas celebraciones paganas

Muchos autores han destacado la relación entre la Navidad cristiana y las celebraciones de otras culturas en torno al solsticio de invierno.

Suele afirmarse que algunas culturas celebraron el nacimiento de algún dios del sol alrededor del 25 de diciembre. Este sería el caso de Helios en la mitología griega o de Mitra, en la persa. También sería el caso del dios nórdico del sol naciente. Sin embargo, todas estas referencias son de origen dudoso o suponen elaborados marcos interpretativos.

La interpretación más influyente sobre la asociación entre la Navidad y los cultos paganos proviene de la obra Das Weihnachtsfest, de Hermann Usener. En 1889, Usener planteó que el emperador Aureliano habría instituido una festividad del Sol Invicto en el año 274.

Usener se basó en tres evidencias fragmentarias para argumentar su hipótesis:

  • Una homilía anónima (posiblemente del siglo IV) que compara la relación de Jesús y Juan con el balance entre los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano.
  • Una glosa tardía de Bar Salibi, erudito siríaco del siglo XII, que defiende la fecha del 6 de enero en contra del 25 de diciembre y acusa a la Iglesia Católica de haber adoptado la última fecha para atraer a los paganos.
  • Tres registros que indicarían que el 25 de diciembre existió una festividad del Sol: un calendario egipcio sin datación conocida; un himno de Juliano el Apóstata sobre la celebración del Sol entre la Saturnalia y el fin de año; y una inscripción en el Calendario de Filócalo del año 354 para el día 25 de diciembre: «N(atalis) Invicti C(ircenses) M(issus) XXX» (Natalicio Invicto, 30 carreras de cuadrigas).

La mayor parte de la evidencia aducida impide obtener datos fidedignos sobre una festividad del sol el 25 de diciembre. La inscripción del Calendario de Filócalo no guarda relación con la forma en que fueron escritas las demás festividades ni con el número de carreras asignado, por lo que existe una sospecha fuerte de interpolación tardía.

Juliano el Apóstata, enemigo del cristiano, parece ser el testimonio directo más antiguo de una celebración al Sol en competencia con el 25 de diciembre. En cambio, el Calendario de Filócalo, una vez excluida la interpolación, contiene otras fechas para celebrar al Sol, relacionadas con antiguas tradiciones del culto romano que todavía perduraban en el año 354. Estas fechas son el 8, 9 y 28 de agosto y el 11 de diciembre.

Es extraño que, a partir de una evidencia tal débil, muchos académicos se hayan dedicado a repetir acríticamente las interpretaciones de Usener. En una revisión reciente, Hijmans, Espagne y Rabault-Feuerhahn concluyen:

En resumen, no tenemos pruebas firmes de una fiesta para Sol el 25 de diciembre hasta que Juliano escribió su himno a Helios en diciembre del 362. La entrada en el calendario de 354 es probablemente por Sol, aunque sólo se utiliza el epíteto invictus, y probablemente data de 354, aunque posiblemente se añadió más tarde. Pruebas circunstanciales sugieren que una fiesta del Sol en el solsticio de invierno aún no se incluía en tales calendarios a finales de la década de 320. Dado que la celebración cristiana de la Navidad el 25 de diciembre puede atestiguarse en Roma hacia el año 336 d.C., momento en el que puede que ya estuviera bien establecida, y que la celebración del Sol en ese día no puede atestiguarse antes de 354/362 d.C. y aún no había entrado en el calendario a finales de la década de 320, es imposible postular que la Navidad surgiera como reacción a algún festival solar. Sencillamente, no hay ni un ápice de pruebas explícitas de un gran festival del Sol el 25 de diciembre antes del establecimiento de la Navidad, ni hay ninguna prueba circunstancial de que fuera probable que lo hubiera. Sólo existe la insistencia demasiado enfática de Juliano en que la celebración era tan antigua como Numa.

Hijmans, S., Espagne, M., & Rabault-Feuerhahn, P. (2011). Usener’s Christmas: A Contribution to the Modern Construct of Late Antique Solar Syncretism. Hermann Usener und die Metamorphosen der Philologie. Wiesbaden: Harrassowitz, 139-152. (traducción nuestra del inglés)

Diversidad de fechas en el origen de la Navidad

En los textos antiguos, puede encontrarse una discrepancia en las fechas adjudicadas al nacimiento del Salvador. A primera vista, se obtiene una imagen de una incertidumbre tan amplia que parece no haber quedado mes del año sin elegir. En los Stromata de Clemente de Alejandría se pueden encontrar distintas fechas.

  • Para el año 200 d.C., los teólogos egipcios habían elegido una fecha cercana al 20 de mayo.
  • Otros declararon la fecha de nacimiento como el 19 o 20 de abril.
  • El mismo Clemente realiza su propio cálculo y propone una fecha que algunos interpretan como 18 de noviembre y otros como 6 de enero.

Se presentaron también algunas fechas en primavera, posiblemente basadas en la creencia de que el mundo tuvo su inicio en esa estación: 25 de marzo, 28 de marzo, 2 de abril. Entre tanta diversidad, fueron ganando protagonismo los meses de enero y diciembre. Los Padres Basilianos festejaban el nacimiento y la visita de los reyes magos entre el 6 y el 10 de enero. En cambio, otras tradiciones elegían el 25 de diciembre.

En el Comentario al Libro del profeta Daniel de San Hipólito, posiblemente escrito en 203 o 204 d.C, se lee una primera mención de la conocida fecha del 25 de diciembre como origen de la Navidad católica.

La primera parusía de nuestro Señor, la parusía carnal que le hizo nacer en Belén, tuvo lugar el octavo día antes de las calendas de enero [25 de diciembre], un miércoles, en el año cuarenta y dos del reinado de Augusto, cinco mil quinientos años después de Adán.

Hipólito de Roma. Comentario sobre Daniel, IV, XXIII

Por su parte, el historiador del siglo III Julio Africano, en su Chronographiai (221 d.C.), parece asumir que Jesús habría sido concebido un 25 de marzo y, por lo tanto, nacido un 25 de diciembre.

Ante tanta diversidad de fechas, algunos supones que se fue imponiendo la costumbre de festejar Navidad alrededor del solsticio de invierno para competir con las festividades del paganismo.

Teoría del cálculo sobre el origen de la Navidad

Los defensores del origen cristiano del 25 de diciembre han intentado responder a las interpretaciones de la teoría basada en la historia de las religiones mediante la creación de la teoría del cálculo. Según esta teoría, los cristianos primitivos habrían conservado la idea de que Jesús murió en la misma estación del año en la que había sido concebido.

Se han propuesto distintos motivos por los cuales los cristianos habrían mantenido el recuerdo de la fecha de la Encarnación y, a partir de allí, habrían deducido naturalmente el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo. Entre ellos, el más invocado es la creencia de que las grandes personalidades de la antigüedad morían en el mismo día que habían nacido.

Los primeros cristianos habrían supuesto que Jesús vivió durante un número de años perfecto. De ahí, lo natural fue pensar que su nacimiento se produjo durante la Pascua. Tiempo después, a partir de Julio Africano, el inicio de la vida de Jesús se trasladó al momento de la Encarnación. Por esto, si la concepción de María ocurrió durante la Pascua, un 25 de Marzo, Jesús tendría que haber nacido en diciembre. El hecho de que se haya elegido el 25 es por considerar que el periodo de embarazo tendría que haber sido perfecto.

El principal inconveniente que afronta la teoría del cálculo es que no ha logrado reunir evidencias suficientes para apoyar su interpretación. Algunos autores han señalado que la fecha de la Encarnación parece haber derivado de la fecha del nacimiento y no al revés.

Referencias tempranas al 25 de diciembre

En un interesante trabajo de revisión de los escritos de los primeros padres de la Iglesia, publicado en 2017, Kurt Simmons presentó evidencia significativa a favor de una temprana tradición del 25 de diciembre como nacimiento de Cristo entre los primeros cristianos.

La evidencia indirecta de Julio Africano

Julio Africano, considerado el primer cronólogo del cristianismo, situó la Encarnación de Jesús en el año 5500 anno mundi (AM). Este sistema contaba los años a partir de la creación del mundo según un cálculo de la tradición judeocristiana basado en el Libro del Génesis.

El anno mundi comenzaba con el equinoccio de primavera, identificado en el calendario juliano de Roma con el 25 de marzo. Cierta tradición primitiva del cristianismo creía que este día debía identificarse, además, como el día de la Resurrección.

Como ya se ha dicho, algunos académicos creen que Africano ubicaba, además de la Resurrección, la concepción de Jesús durante un 25 de marzo. Por este motivo, implícitamente estaría afirmando que el día del nacimiento se produjo un 25 de diciembre. Es probable que, para datar la Encarnación, Julio Africano haya partido de una fecha de nacimiento ya conocida.

Las afirmaciones de Evodio de Antioquía

Evodio fue el segundo obispo de la Iglesia de Antioquía, en Siria. La importancia de su testimonio es que nos acerca a los tiempos previos o anteriores a la redacción de los evangelios.

Lamentablemente, los escritos de Evodio no se han conservado, pero ha llegado hasta nuestra época un fragmento de una carta citado por el historiador Nicéforo Callisti, Santo Patriarca de Constantinopla.

En el trabajo de Kurt Simmons, se incluye la cita de Nicéforo.

Desde el bautismo hasta la pasión de Cristo hubo tres años; desde la pasión, la resurrección y su ascensión al cielo hasta la lapidación de Esteban, siete años; desde el martirio de Esteban hasta el momento en que la luz rodeó a Pablo, seis meses. Desde allí hasta la muerte de la Santa Madre de Dios, tres años.

Él [Evodio] dice que desde el periodo de la natividad de Cristo hasta el fallecimiento de la madre de Dios fueron cuarenta y cuatro años; pero toda la vida de ella, cincuenta y nueve años.

Esta suma se obtiene si, de hecho, fuera el caso de que ella haya sido presentada en el Templo cuando tenía tres años y allí, en el santo recinto, haya pasado once años. Luego fue puesta bajo la custodia de José por los sacerdotes, con quien había vivido cuatro meses, cuando recibió el alegre anuncio del ángel Gabriel.

Sin embargo, ella dio a luz a la Luz de este Mundo, el vigésimo quinto día del mes de diciembre, a los quince años de edad. A partir de aquí, pasaron treinta y tres años, suma que cumplió también su hijo en la tierra, el que era el Verbo eterno y anterior a todas las Eras. Después de la Cruz, por petición suya, vivió en la casa de Juan por once años, de modo que su tiempo de vida fue en total cincuenta y nueve años.

Evodio parece referirse en su carta a un cálculo realizado a partir de una serie de acontecimientos que circulaban entre las narrativas de su época. En la actualidad disponemos de un escrito que Evodio podría llegar a haber conocido en una forma primitiva: el Protoevangelio de Santiago.

El Protoevangelio de Santiago: ¿origen de la Navidad?

El Protoevangelio de Santiago es uno de los «evangelios de la infancia» creados para expandir las narrativas canónicas y, tal vez, el más influyente en la historia del cristianismo.

La antigüedad del Protoevangelio de Santiago que actualmente conocemos se remonta hacia los años 200-250. Pero existen importantes motivos, explicitados en el trabajo de Simmons, para creer que se compone de distintas tradiciones escritas que circulaban durante el segundo siglo.

La teoría más aceptada sostiene que la autoría del protoevangelio ocurrió entre los gentiles, ya que es manifiesta la falta de conocimiento sobre las leyes y costumbres del pueblo judío y de la geografía de Israel.

A pesar de que la Iglesia no consideró al Protoevangelio de Santiago un escrito confiable en términos históricos, esto no impidió que surgieran de él muchas tradiciones. Entre ellas, posiblemente, el cálculo temprano del 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Cristo.

El cálculo de Zacarías en el origen de la Navidad

Es conocido entre los cristianos que el episodio del padre de Juan el Bautista con el ángel del Señor en el Templo encierra una posible datación sobre el momento del año en que nació Jesús. La cronología del acontecimiento relatada por Lucas al inicio de su evangelio es la siguiente:

  • Zacarías recibe el anuncio del ángel mientras presta servicio en el Templo.
  • Al regresar a su casa, su mujer Isabel queda embarazada.
  • Al sexto mes de embarazo, Isabel es visitada por María que acaba de concebir a Jesús.

Si fuera posible determinar el momento del año en que Zacarías prestó sus servicios sacerdotales, entonces podríamos hacernos una idea aproximada sobre el momento del año en que nació Jesús. Para esto se han propuesto diferentes soluciones.

Zacarías en el Protoevangelio de Santiago

Los padres de la Iglesia enseñaban que Zacarías había servido su turno en el Templo durante el día de Yom Kippur. Algunos elementos del relato de Lucas podrían apuntar en este sentido, especialmente los siguientes versículos.

En cierta ocasión, mientras oficiaba delante de Dios, en el grupo de su turno, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud de fieles estaba fuera en oración, a la hora del incienso.

Lc 1: 8-10

Lucas indica que Zacarías se encontraba oficiando delante de Dios. Según la interpretación de Yom Kippur, esto podría querer decir que el sacerdote ya estaba ante el altar cuando le tocó en suerte ingresar al Santuario del Señor. Si ya estaba en el altar, el Santuario del Señor no puede entenderse como el Templo sino como el Lugar Santísimo.

El texto griego parece reafirmar la interpretación de Yom Kippur.

κατὰ τὸ ἔθος τῆς ἱερατείας ἔλαχε τοῦ θυμιᾶσαι εἰσελθὼν (ENTRANDO) εἰς (DENTRO) τὸν ναὸν (MORADA) τοῦ Κυρίου

Esta frase puede entenderse como que Zacarías entró dentro de la Morada del Señor. Aunque no todos están de acuerdo, muchas personas interpretan que solamente podía ingresarse al Lugar Santísimo en el día de Yom Kippur. En este sentido, Zacarías solamente podría haber servido en un lugar tan sagrado durante la celebración del Día de la Expiación, lo que se ve apoyado por la mención de los fieles en oración a la hora del incienso, según lo establece la tradición judía.

En la celebración de Yom Kippur, solamente un ungido Sumo Sacerdote podía ingresar a quemar el incienso durante la tarde y rociar la sangre del sacrificio. Esto podría haber llevado a pensar a los primeros cristianos que Zacarías era un Sumo Sacerdote, lo que se habría reflejado posteriormente en el Protoevangelio de Santiago.

El 25 de diciembre en el Protoevangelio de Santiago

Si tenemos en cuenta la difusión del Protoevangelio de Santiago en los primeros tiempos de cristianismo y la creencia de los Padres de la Iglesia sobre el servicio de Zacarías durante el día de Yom Kippur, es muy probable que este antiguo escrito esté relacionado con el 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Jesús.

Yom Kippur se celebra el 10 del mes hebreo de Tishri, entre mediados de septiembre y mediados de octubre en nuestro calendario. Por este motivo, Juan el Bautista habría nacido durante el solsticio de verano.

Como Juan el Bautista era 6 meses mayor que Jesús, el nacimiento de Cristo habría ocurrido en el solsticio de invierno. Esto nos sitúa en una fecha cercana al 25 de diciembre.

Este simple cálculo es, con bastante probabilidad, un buen candidato para el origen de la Navidad católica. Sin embargo, existen algunos inconvenientes con respecto al papel supuestamente desempeñado por Zacarías. Los Sumos Sacerdotes vivían en Jerusalén porque gozaban de una situación económica excepcional. En cambio, Zacarías vivía en las montañas de Judea. Lucas dice claramente que era miembro del grupo sacerdotal de Abías y prestaba sus servicios como tal, por lo que difícilmente podría haber sido Sumo Sacerdote. Además, se cuenta con una lista de los Sumos Sacerdotes del Segundo Templo, entre los cuales no figura ningún Zacarías.

Considerando la escasa probabilidad de que Zacarías haya sido un Sumo Sacerdote, es posible pensar en la existencia de algún recuerdo original, deformado por el paso del tiempo, sobre el sacerdote prestando servicios en la cercanía de Yom Kippur.

¿Jesús nació en diciembre?

Tanto la teoría basada en la historia de las religiones como la teoría del cálculo acuerdan en que el 25 de diciembre es una fecha convencional. Para los adherentes a la hipótesis de suplantación del paganismo, era una fecha conveniente para imponerse sobre las festividades paganas. Para los adherentes a la teoría del cálculo, estuvo motivada por creencias antiguas relativas a la relación entre las personalidades importantes y la división del tiempo.

Hemos destacado la revisión de Kurt Simmons, que sugiere la existencia de una tradición muy antigua relativa al 25 de diciembre, posiblemente ya reflejada en el Protoevangelio de Santiago. El examen de otros datos y de su consistencia puede ayudar a determinar, de manera aproximada, cuándo nació Jesús. Los registros más antiguos no son incompatibles con el 25 de diciembre o con una fecha muy cercana.

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