Los misterios gozosos del Rosario

Los misterios gozosos del Rosario


Los misterios gozosos del Rosario son la primera de las cuatro series de cinco misterios que conforman el rezo. Estos nos invitan a meditar los episodios más importantes en torno al nacimiento y la infancia de Jesús. En ellos, Jesús es anunciado por los ángeles y reconocido por quienes se encuentran con él como el Hijo de Dios, el Señor y el Salvador.

Podemos encontrar el relato de cada uno de estos misterios en los primeros capítulos del evangelio de Lucas. A lo largo de cada uno de ellos, acompañamos a María en momentos clave de su vida, que traen esperanza y alegría. Somos testigos de su aceptación del plan de Dios frente al anuncio del ángel, bendecimos a la madre de nuestro Señor con Isabel y alabamos a Dios junto a los pastores tras visitar al niño Jesús.

También con estos misterios se nos anticipa lo que será el sacrificio de Jesús y el sufrimiento de la Cruz. En la presentación en el Templo, nos afligimos al escuchar la profecía de Simeón y sufrimos junto a María y José cuando no pueden encontrar al niño. Aunque Jesús es todavía pequeño, podemos entrever en estos misterios el camino que le espera.

Primer misterio gozoso: La Anunciación

La Anunciación del ángel Gabriel a la Virgen María

Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a un pueblo de Galilea, llamado Nazaret a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. La virgen se llamaba María.
Cuando entró, le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo.
El ángel dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, le llamarán Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”. María respondió al ángel: “¿Cómo será esto posible si no conozco varón?” El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y le llamarán Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y ya está en el sexto mes la que era considerada estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel la dejó y se fue.

La Anunciación es el primero de los misterios gozosos del Rosario. Este episodio no refleja simplemente el anuncio del mensaje del Ángel, sino la respuesta de María. Con su aceptación, se da inicio al plan de salvación que Dios pensó para la humanidad. La obediencia de María constituye el modelo de la fe cristiana por excelencia: una entrega completa y voluntaria a Dios.

Segundo misterio gozoso: La Visitación

La Visitación de María a Isabel

“En aquellos días, se puso en camino María y se dirigió con prontitud a la región montañosa, a una población de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: ‘Bendita tú entre las mujeres y el bendito el fruto de tu seno; ¿cómo así viene a visitarme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’” .

El segundo misterio gozoso es la Visitación. En este misterio, el saludo de María ilumina a Isabel y a Juan en el vientre del mismo modo que el ángel ilumina a María en la Anunciación. Isabel se llena del Espíritu Santo y el niño salta de gozo. Incluso antes de nacer, Jesús ya obra maravillas en las personas con las que se encuentra. Inspirada por el Espíritu, Isabel reconoce al niño que María lleva en el vientre como el Dios al que ella responde.

Tercer misterio gozoso: El Nacimiento de Jesús

El nacimiento de Jesús

Por aquel entonces se publicó un edicto de César Augusto, por el que se ordenaba que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Todos fueron a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Ángel del Señor; la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor.
Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
» De pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace
Cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido, eso que el Señor nos ha manifestado.» Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos cuantos lo oían se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su interior. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había anunciado.

El tercer misterio gozoso es el Nacimiento de Jesús. Aquí también hay un anuncio por parte de un ángel y es el anuncio del cumplimiento de una profecía. Se trata de la llegada del Mesías esperado por Israel. De este momento significativo participa toda la creación, desde los pastores hasta los ángeles. En medio de la noche, nace el niño que es la luz del mundo. Es Dios que se ha vuelto como nosotros por nosotros.

Cuarto misterio gozoso: La Presentación de Jesús en el Templo

La presentación de Jesús en el Templo

Cuando se cumplieron los ocho días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Vivía por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era una persona justa y piadosa, que esperaba que Dios consolase a Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo. Cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, lo tomó en brazos y alabó a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está destinado para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción –¡a ti misma una espada te atravesará el alma!-, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Casada en su juventud, había vivido siete años con su marido, y luego quedó viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Presentándose en aquel mismo momento, comenzó a alabar a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

La Presentación de Jesús en el Templo es el cuarto misterio gozoso. Con este misterio, Lucas nos muestra que los padres de Jesús cumplen con todo lo indicado en la Ley de Dios. Durante este rito, María y José se encuentran con un hombre piadoso y justo que reconoce en Jesús la salvación de los pueblos. También ve en él un signo de contradicción y anticipa que las personas deberán manifestarse en su favor o en su contra. Toda la esperanza del Pueblo de Israel se realiza en Jesús, que trae la salvación pero también el enfrentamiento.

Quinto misterio gozoso: Jesús perdido y hallado en el Templo

Jesús perdido y hallado en el Templo

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió los doce años, subieron como de costumbre a la fiesta. Pasados aquellos días, ellos regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtieran. Creyendo que estaría en la caravana, y tras hacer un día de camino, lo buscaron entre los parientes y conocidos. Pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos cuantos le oían, estaban estupefactos, por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos; su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos andado buscando, llenos de angustia.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

El niño Jesús perdido y hallado en el Templo es el quinto misterio gozoso. En su primera celebración de la Pascua judía, Jesús decide juntarse con los sabios de Israel a preguntar y conversar sobre las Escrituras. Anticipando su rol como predicador y conocedor de la Palabra de Dios, Jesús se manifiesta por primera vez como Hijo de su Padre Celestial. Los padres del joven Jesús quedan desconcertados frente a sus palabras. Ellos no comprenden lo que él les ha dicho, pero Jesús ya conoce cuál es su misión.

Preguntas frecuentes

¿De qué tratan los misterios gozosos?

Los misterios gozosos nos invitan a meditar los acontecimientos más importantes en torno al nacimiento y la infancia de Jesús.

¿Cuáles son los misterios gozosos?

Primer misterio gozoso: La Anunciación del Ángel Gabriel a María.
Segundo misterio gozoso: La Visitación de María a Isabel.
Tercer misterio gozoso: El Nacimiento de Jesús.
Cuarto misterio gozoso: La Presentación de Jesús en el Templo.
Quinto misterio gozoso: El niño Jesús perdido y hallado en el Templo.

¿Cuándo se rezan los misterios gozosos?

Los misterios gozosos de rezan los días Lunes y Sábados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *