El nacimiento de Jesús

El nacimiento de Jesús


Para el cristianismo, el nacimiento de Jesús es la llegada a nuestro mundo del Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad.

Este misterio da cuenta de cómo Dios se vuelve como nosotros por nosotros. Es un signo del amor de Dios y el inicio de su obra redentora. La segunda persona se encarna en nuestro mundo y comienza su vida como hombre para la liberación de nuestros pecados.

En este artículo, veremos cómo se presenta el nacimiento de Jesús en los Evangelios de Lucas, Mateo y Juan.

El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Lucas

El Evangelio de Lucas es el único de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento que relata el nacimiento de Jesús. Podemos dividir este relato en dos partes: el contexto del nacimiento de Jesús y la visita de los pastores.

La ciudad de David

En la primera parte, Lucas cuenta que María y José se trasladaron desde Nazareth, en Galilea, a Belén, en ocasión del censo de César Augusto. Como José era de Belén, tuvo que volver a su ciudad de origen para empadronarse. Este hecho histórico enmarca el nacimiento de Jesús en Belén.

La ciudad de Belén tiene un lugar especial en el Antiguo Testamento. Es el sitio de nacimiento del rey David, su población pertenecía a la tribu de Judá y se esperaba que de allí surgiera el Mesías.

El profeta Miqueas (5 1) anuncia el nacimiento del Mesías en Belén.

En cuanto a ti, Belén Efratá,

la menor entre los clanes de Judá,

de ti sacaré al que ha de ser

el gobernador de Israel

Miqueas 5 1

Aquí el profeta hace referencia a la ciudad de Belén como Belén Efratá. Efratá era el nombre antiguo de la ciudad y significa fecunda. Se interpreta que se utiliza este nombre para indicar que de allí surgirá el Salvador.

El evangelio menciona que José era de la casa y familia de David, por lo que pertenecía a la casa de la cual, según la profecía, surgiría el Mesías de Israel. El cristianismo interpreta que esta profecía se cumple en Jesús.

El pesebre

Además de la ubicación geográfica, Lucas nos da detalles sobre la circunstancias en las que ocurrió el nacimiento de Jesús. Dice que como no había sitio en el albergue, María acostó al niño en un pesebre. Este pasaje da cuenta del origen humilde que elige el Salvador para venir a nuestro mundo.

Además, el simbolismo del pesebre se puede vincular con el aspecto eucarístico de la vida de Jesús. El Papa Francisco señala: “El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41)”.

Tras el nacimiento en el pesebre, la Sagrada Familia recibe visitas. Lo veremos a continuación.

Los pastores y los ángeles

En la segunda parte de la narración de Lucas, leemos que en la misma comarca, unos pastores vigilaban su rebaño por turnos durante la noche. El ángel del Señor se les aparece, les anuncia la llegada del Salvador y les indica cómo encontrarlo. Los pastores se dirigen rápidamente al encuentro del niño y cuentan lo que el ángel les había dicho.

De este relato provienen la mayoría de las representaciones que tenemos hoy del nacimiento de Jesús en Belén. El niño está ubicado en un pesebre, es de noche y está rodeado por la Sagrada Familia, los pastores y los animales.

El simbolismo de la noche en esta escena a menudo se relaciona con la llegada de Cristo como una luz en medio de la oscuridad. 

Yo soy la luz del mundo;

la persona que me siga

no caminará en la oscuridad,

sino que tendrá la luz de la vida.

Jn 8 12

La presencia de los animales y el ámbito natural del nacimiento puede asociarse con la idea de que “toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías” (Papa Francisco).

De esta fiesta también participan los ángeles. Dice el evangelio que una multitud de ángeles alabaron a Dios y partieron al cielo en la visión de los pastores. Luego de ver al niño, también estos últimos se vuelven alabando a Dios. Desde los pastores más humildes hasta los ángeles del cielo contemplan el nacimiento del Salvador y glorifican a Dios.

El anuncio del ángel y la profecía

Ante los pastores, el ángel del Señor anuncia el nacimiento de Jesús como el del Mesías que esperaba el Pueblo de Israel.

Ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor.

Lc 2 11

En la época de Jesús, el pueblo de Israel esperaba la llegada de un salvador que los liberaría de la opresión romana. El ángel se refiere al niño como salvador, pero también como Cristo Señor. Está anunciando al Mesías, que no es solamente un hombre salvador, sino que es Dios.

En el contexto de las profecías mesiánicas, así como Miqueas, el cristianismo considera que Isaías anticipa la llegada de Jesús. Una de sus profecías refiere directamente al nacimiento:

Porque una criatura nos ha nacido,

un hijo se nos ha dado.

En su hombro traerá el señorío,

y llevará por nombre:

‘Maravilla de Consejero’,

‘Dios Fuerte’,

‘Siempre Padre’,

‘Príncipe de Paz’.

Isaías 9 5

El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Mateo

En el Evangelio de Mateo, si bien no se narra el nacimiento de Jesús, leemos que nació en Belén en tiempo del rey Herodes y conocemos la historia de los Reyes Magos y la matanza de los inocentes.

Los magos del Oriente 

Los reyes magos eran sabios astrólogos que provenían de tierras lejanas de Oriente e iban siguiendo los signos del cielo para encontrar al rey de los judíos. Por sus cálculos, saben que éste nació y desean conocer su ubicación para ir a adorarlo. 

En este pasaje sobre los primeros momentos de la vida de Jesús, Mateo nos cuenta una historia de peregrinación. El objetivo del viaje de estos sabios que provienen de otras tierras es adorar a Dios. Al llegar, los magos se llenaron de alegría, vieron al niño con María, lo adoraron y le ofrecieron regalos. 

En el relato de Lucas, vimos que quienes van a visitar a Jesús son los pastores de la comarca. La historia de los reyes magos nos presenta una figura contrapuesta a la de los pastores. En la imagen de los sabios de oriente podemos ver la cercanía que tendrá la predica de Jesús con los pueblos gentiles.

La riqueza de los evangelios nos enseña cómo toda la humanidad, independientemente de su origen o estrato social, se reúne para adorar al Señor. Desde el comienzo, el mensaje y la salvación del Hijo de Dios son para todos los pueblos y para toda la humanidad.

El encuentro con Herodes

Mateo inscribe la visita de los magos de Oriente en un contexto histórico particular. Los magos acuden al rey Herodes para conocer la ubicación del rey de los judíos. Herodes pregunta a los sumos sacerdotes y escribas, quienes se ocupaban de interpretar las Escrituras. Estos responden siguiendo la profecía de Miqueas y Herodes envía a los magos a buscar al niño a Belén. 

Mateo no describe el momento exacto del nacimiento de Jesús como Lucas. Puede que la adoración de los magos haya ocurrido cuando Jesús ya llevaba varias semanas de edad. Sin embargo, la visita de los magos a Herodes da cuenta del contexto en el que llega Jesús a nuestro mundo.

En el contexto social y religioso que rodea al nacimiento de Jesús presentado por Mateo, vemos a unos sacerdotes que conocen las profecías del Mesías y a un rey tirano que teme perder su lugar de poder. Herodes cree que el Mesías será un líder que podría disputarle el trono. 

El rey les pide a los magos que vuelvan a avisarle sobre el niño, supuestamente con la intención de ir a adorarlo. Pero sabemos por lo que Mateo cuenta en la huida a Egipto que lo que quería era asesinarlo. 

La postura de los magos es completamente opuesta a la del rey Herodes. En un viaje largo y dejándose guiar por la estrella, los magos desean ir a adorar y realizar ofrendas al Mesías. En cambio, Herodes los envía a ubicar al niño con el fin de obtener información y actuar en favor de sí mismo. 

Dice el Papa Francisco en la homilía sobre la Epifanía del Señor: “el hombre, cuando no adora a Dios, está orientado a adorar su yo. E incluso la vida cristiana, sin adorar al Señor, puede convertirse en una forma educada de alabarse a uno mismo y el talento que se tiene”.

Por su parte, la fe y entrega de los magos son a menudo presentadas como un modelo a seguir para los cristianos.

Adorar es poner al Señor en el centro para no estar más centrados en nosotros mismos.

Papa Francisco

Los regalos de los Reyes

El evangelio de Mateo nos cuenta que los magos abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra a Jesús.

Si bien desconocemos la intención de los magos al llevar estos regalos, su significado se ha interpretado de distintas maneras a lo largo del tiempo. Por ejemplo, algunos Padres de la Iglesia entendían que el oro representaba la Realeza, el incienso la Divinidad y la mirra la Pasión.

Con respecto a la ofrenda de los reyes, Francisco dice que la adoración “es traer oro al Señor, para decirle que nada es más precioso que Él; es ofrecerle incienso, para decirle que sólo con Él puede elevarse nuestra vida; es presentarle mirra, con la que se ungían los cuerpos heridos y destrozados, para pedirle a Jesús que socorra a nuestro prójimo que está marginado y sufriendo, porque allí está Él.”

El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Juan

Al igual que el de Marcos, el Evangelio de Juan comienza con los inicios de la vida pública de Jesús. Sin embargo, en el prólogo, el evangelista hace referencia a un origen de Jesús distinto al de la Encarnación en este mundo.

“En el principio existía la Palabra” (Jn 1 1) nos habla de la segunda persona de la Santísima Trinidad. Emulando la fórmula del Génesis, San Juan ubica el origen del Hijo de Dios en el principio de los tiempos. 

Más adelante, dice Juan: “Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (Jn 1 14). Aquí, el evangelio describe la Encarnación del Hijo de Dios y señala que se hizo carne, es decir, que adoptó nuestra humanidad. El término en griego utilizado para ‘Morada’ remite al tabernáculo, la tienda que construyeron los israelitas en tiempos del Éxodo que manifiesta la presencia de Dios en la tierra.

En los prefacios de Navidad del Misal Romano, podemos encontrar estas proclamaciones:

Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.

Prefacio I de Navidad

Porque en el misterio santo que hoy celebramos, el que era invisible en su naturaleza se hace visible al adoptar la nuestra; el Eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para reconstruir todo el universo al asumir en sí todo lo caído, para llamar de nuevo al reino de los cielos al hombre descarriado.

Prefacio II de Navidad

Por él, hoy resplandece el maravilloso intercambio de nuestra redención: porque al asumir tu Verbo nuestra debilidad, no sólo asume dignidad eterna nuestra naturaleza humana, sino que esta unión admirable nos hace a nosotros eternos.

Prefacio III de Navidad

En estos textos, se nos habla, en primer lugar, de la naturaleza eterna del Hijo de Dios, tal como la describe Juan. Por otro lado, se hace referencia al acto redentor del Hijo, que se convierte en hombre y asume nuestras debilidades con el fin de otorgarnos la salvación.

Además de las circunstancias concretas que rodean al nacimiento de Jesús presentes en Mateo y Lucas, como la visita de los pastores y de los magos, al meditar la Navidad también podemos contemplar el misterio del Dios eterno que se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Palabras finales

El nacimiento de Jesús como nos lo presenta Lucas, en un pesebre, rodeado de pastores y gente humilde, anticipa el rol que tendrá Jesús durante su vida pública. En ella, lo vemos siempre ligado a los pobres y a los excluidos de la sociedad. Él será para ellos el buen pastor que dará su vida por las ovejas.

Jesús llega a nuestro mundo como un niño en un ambiente sencillo y es visitado por pastores. Pero el misterio del Nacimiento también contiene un aspecto divino. El ángel de Dios lo proclama como el Mesías y en él se cumple la profecía del nacimiento en Belén que anticiparon los profetas. 

El nacimiento de Jesús contempla la dualidad que caracteriza al Hijo de Dios que es verdadero Dios y verdadero hombre. El nacimiento que nos relatan los evangelios de Lucas y Mateo trata de la Encarnación del Verbo, cuyo origen es el principio de los tiempos, según Juan.

Por otra parte, el hecho de que los pastores, tras recibir la revelación y visitar al niño, cuenten lo que vieron y oyeron muestra la acción evangelizadora del nacimiento de Jesús. Una vez que conocen al Señor, los pastores tienen la necesidad de ir a contar lo que vivieron, en una forma muy temprana de proclamar la Buena Noticia.

Para la Iglesia Católica, el nacimiento de Jesús es una oportunidad para renovar cada año nuestra fe y reencontrarnos con Cristo. Las distintas figuras de los evangelios pueden ayudarnos a meditar cómo fueron los primeros momentos de Jesús en la tierra, así como a adoptar una postura de adoración y esperanza, como la que tuvieron los pastores y los reyes.

1 comentario en “El nacimiento de Jesús”

  1. Cecilia A. Sánchez Sarquís

    Gracias por poner a nuestro alcance información valiosísima para enriquecernos de la vida del Señor!!!🙏🙏🙏

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