La sociedad en tiempos de Jesús

La sociedad judía en tiempos de Jesús


El contexto social y cultural en el que Jesús llevó adelante su ministerio difiere de lo que usualmente imaginamos desde la perspectiva occidental. Algunos detalles de los evangelios pueden comprenderse con mayor profundidad si se tienen en cuenta la organización y características de las sociedades antiguas. Por esto, te invitamos a conocer algunos aspectos centrales de la sociedad judía en tiempos de Jesús.

Una sociedad dividida por Roma

A principios del siglo I, el territorio de Israel había perdido la unidad de la que gozó en tiempos anteriores. Después de la muerte de Herodes el Grande, Augusto distribuyó el reino entre sus hijos. Arquelao recibió los territorios de Idumea, Judea y Samaria; Filipo, los territorios de Batanea, Traconítide y Auranítide; y Antipas, los territorios de Perea y Galilea. Luego, Arquelao fue depuesto de su cargo de etnarca a causa de su accionar despótico y Roma tomó el control de Judea, que pasó a convertirse en una provincia dependiente de Siria.

La sociedad judía en tiempos de Jesús. División política.
La sociedad judía en tiempos de Jesús. División política.
Tomado de: Edupenahistoria – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=72717388

La división política de lo que antes había sido un territorio unificado determinó desarrollos diferenciados para cada región, tanto en lo político como en lo económico. Sin embargo, en todas las regiones existió una gran polarización entre las clases más ricas y las clases más pobres, propia de una sociedad organizada alrededor de una economía agraria.

La división en clases sociales en tiempos de Jesús

El profesor Anthony J. Saldarini, académico especializado en el judaísmo del Segundo Templo, destacó que la polarización social de las sociedades agrarias antiguas no puede abarcarse desde presuposiciones modernas. Por esto, propuso examinar la sociedad judía a partir de nueve clases definidas por el sociólogo estadounidense Gerhard Lenski en su estudio de los imperios agrarios.

Las clases superiores son el mandatario (una clase en sí misma), la clase gobernante, la clase sirviente, la clase comerciante y la clase sacerdotal. Las clases inferiores son los campesinos, los artesanos, una clase impura o degradada y la clase prescindible. Estas no son las únicas clases que se pueden discernir en la antigua sociedad imperial, pero son las más significativas para el orden político que sostenía a los imperios de forma razonable.

Las categorías de Lenski, basadas en el estudio de varios imperios y períodos históricos, ofrecen una estructura general para entender los lugares y las interacciones de grupos como los fariseos, los escribas y los saduceos. El sistema de clases ofrece una ventana para observar muchos de los procesos importantes que actúan en la sociedad imperial y palestina y puede servir como modelo e hipótesis inicial.

Saldarini, A. J. (2001). Pharisees, Scribes and Sadducees in Palestinian society: a sociological approach, Part I, Ch. 3, 39. Wm. B. Eerdmans Publishing. (traducción nuestra del inglés)

Las clases altas de la sociedad judía en tiempos de Jesús

El primer mandatario

En las sociedades agrarias antiguas, el rey tenía un poder prácticamente ilimitado. Éste era considerado el dueño de toda la tierra, ya sea por propiedad efectiva o por derecho. Por este motivo, se ubica en la categoría social más elevada.

En la Galilea de Herodes Antipas, el rey representaba la máxima autoridad, bajo la protección de Roma. En cambio, Judea estaba bajo dominio directo romano y tenía al César como su autoridad máxima. Como provincia anexada a Siria, el antiguo territorio de Arquelao estaba dividido en unidades administrativas cuyo centro se ubicaba en Cesarea Marítima, ciudad donde los prefectos romanos tenían su residencia. Jerusalén continuaba siendo la ciudad más importante de Judea y era costumbre del procurador presentarse allí para las grandes celebraciones judías.

Clase gobernante

Alrededor del primer mandatario se constituía una clase social gobernante privilegiada, compuesta de aristócratas y funcionarios, que representaba el 1-2% de la población. Herodes Antipas, al igual que su padre, mantenía una gran corte para satisfacer sus necesidades.

En Judea, bajo el amparo de Roma y sobre la base de la antigua corte del reino, se desarrolló una rica y poderosa aristocracia a la que se le permitió mantener autonomía jurídica en la aplicación de sus propias leyes hasta finales de la década del 20.

Es posible que Juana y Cusa (Lc 8:3) pertenecieran a la clase social gobernante, ya que Lucas aclara que Cusa era un administrador (ἐπίτροπος) de Herodes. El término ἐπίτροπος podría hacer referencia tanto a un funcionario político nombrado por Herodes como a un administrador de sus bienes. A la clase de los gobernantes pertenecía también Nicodemo, fariseo rico y funcionario de Jerusalén, de quien se dice que llevó cien libras de mirra y áloe para el entierro de Jesús (Jn 19:39).

El Sumo Sacerdote y los sacerdotes jefes eran parte de la clase gobernante, así como los grandes terratenientes, los ancianos notables y funcionarios principales de cada ciudad. Algunos escribas también formaban parte de esta clase, en cuanto ejercían un papel de burócratas, educadores o funcionarios principales.

La nobleza sacerdotal pertenecía a los círculos ricos. Los sumos sacerdotes Ananías, el sacerdote jefe Sadoc y, según la tradición, los sumos sacerdotes Anás y Caifás vivían en la ciudad alta. Según el relato de Juan (18, 13), Jesús, después de su prendimiento, fue conducido primeramente a casa de Anás, que había sido antiguo Sumo Sacerdote y entonces era suegro del Sumo Sacerdote en funciones. En aquella casa había un espacioso patio (Jn 18, 15); la casa tenía portera (Jn 18, 16) y otros criados. El sepulcro de Anás, situado al sudeste de la ciudad, debía de ser un gran monumento que dominaba la región. Caifás, el Sumo Sacerdote en funciones, a quien Jesús fue conducido después, vivía en una casa con espacio suficiente para una sesión extraordinaria del Sanedrín. Esta casa poseía claramente un porche y prestaban allí servicio gran número de criados y criadas.

Jeremias, J. (1980). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento, Parte II, Cap. I, 114-115. Ediciones Cristiandad.

Los servidores

La clase de los servidores, alrededor del 5% de la población, compartía algunos aspectos de la vida de la clase gobernante, aunque no su poder. Su función era servir a las necesidades del mandatario y de los gobernantes y se componía de soldados, burócratas menores del gobierno, varios tipos de sirvientes, líderes religiosos y educadores.

La posición social de los servidores tenía cierta movilidad. Si se destacaban, podían ascender a la clase gobernante, pero también podían llegar a convertirse en parte del campesinado.

Algunos sacerdotes de bajo rango y algunos líderes locales pertenecían a esta clase, al igual que muchos escribas que ocupaban cargos de funcionarios menores. Entre el grupo de los líderes, debe contarse a los fariseos, maestros del pueblo y aliados de ciertos sectores gobernantes. No hay registros que indiquen fehacientemente cómo subsistían los fariseos en tiempos de Jesús. El Talmud (Pirke Abot 1:9; 2:2; 3:5; 4:5; Rav Huna in b. Megillah 105a) guarda una disputa sobre si los rabinos, sucesores de los fariseos, debían trabajar o dedicar su tiempo completo al estudio de la Torah. Allí se habla de rabinos que eran artesanos, mercaderes o granjeros ricos, pero esto corresponde a un tiempo posterior.

Los comerciantes

La clase de los comerciantes era muy estimada por la población, ya que pertenecer a ella otorgaba posibilidades de ascenso social a quienes no poseían tierras. Si bien no tenía poder político, escapaba al control de la clase gobernante. Con esta última, mantenían relaciones de comercio y no de subordinación. Los comerciantes eran los proveedores tanto de bienes esenciales como de lujo.

Existían distintos tipos de comerciantes: particulares que ejercían el comercio, tenderos o revendedores minoristas, comerciantes ambulantes que vendían especias, comerciantes de granos tostados, etc.

Pero también hay grandes comerciantes; se entiende por tales a hombres de negocios que tenían empleados a su servicio y que viajaban. Eran éstos, principalmente, los que se servían de la sala de cuentas de Jerusalén. Evidentemente, allí se realizaban también negocios monetarios en gran escala. Se dice que, después de las grandes operaciones, podía suceder allí, al saldar las cuentas, que uno hubiese perdido toda su fortuna.

Los comerciantes de Jerusalén prestaban gran atención al momento de las cuentas; no firmaban antes de saber quiénes eran los cofirmantes.

Jeremias, J. (1980). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento, Parte I, Cap. II, 50-51. Ediciones Cristiandad.

Los sacerdotes

Los líderes sacerdotales eran miembros de la clase gobernante, por lo que la clase sacerdotal mantenía una gran dependencia con respecto a esta última. Los sacerdotes de menor rango dependían del reparto de lo recaudado en el diezmo, aunque algunos podían complementar sus ingresos dedicándose al comercio.

Los sacerdotes comían de lo ofrecido como sacrificio en el Templo, recibían las pieles de los animales sacrificados, participaban de las primicias de los productos agrícolas y recibían su parte del diezmo.

Pero, además, amplios sectores del pueblo no satisfacían, o al menos no lo hacían como era debido, los impuestos para los sacerdotes; y muchos impuestos tal vez no se satisfacían de ninguna manera.
[…]
La mayor parte de ellos vivía pobremente. Cuando sus eras fueron saqueadas, una parte de los mismos murió de hambre, según el relato de Josefo, tal vez un poco exagerado. Filón, para probar la excelencia de la Ley mosaica, describe con palabras cuidadas los grandes ingresos de los sacerdotes. Pero tiene que reconocer, sin embargo, que los sacerdotes tendrían abundancia si todos pagasen reglamentariamente sus tributos, pero que la indiferencia de una parte del pueblo era la causa de la pobreza en que vivían los sacerdotes.

Jeremias, J. (1980). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento, Parte II, Cap. II, 127. Ediciones Cristiandad.

La mayor parte de los sacerdotes se encontraba repartida en 24 secciones que cumplían turnos de una semana de servicio en el Templo dos veces al año. Zacarías, el padre de Juan el Bautista, pertenecía a la sección 8, la de Abías (Lc 1:5). En general, vivían fuera de Jerusalén, dispersos por Judea y Galilea.

La sociedad judía en tiempos de Jesús. Estructura del clero del Segundo Templo.
La sociedad judía en tiempos de Jesús. Estructura del clero del Segundo Templo.
Adaptado de: Jeremias, J. (1980). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento, Parte III, Cap. I, 167. Ediciones Cristiandad.

Las clases bajas de la sociedad judía en tiempos de Jesús

Los campesinos

En las sociedades agrarias, los campesinos conformaban el grueso de la población. Pagaban la mayor parte de los impuestos y eran mantenidos bajo estricto control. Se trata de una clase que solamente podía ganar un poco de poder en situaciones de escasez de mano de obra o cuando adquiría importancia militar.

En las cercanías de Jerusalén se cultivaba trigo. Según el Pseudo-Aristeas, § 112, el campo de Jerusalén estaba todo plantado de cantidad de olivos, cereales y leguminosas. Simón de Cirene, quien llegaba a la ciudad por el norte o el oeste cuando fue detenido para que llevase la cruz de Jesús, venía «del campo» (Mc 15, 21; Lc 23, 26). En la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén había propietarios de fincas (Hch 4, 34.37; 5, 1-10). Josefo menciona los campos que él poseía «en Jerusalén».

Jeremias, J. (1980). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento, Parte I, Cap. II, 55. Ediciones Cristiandad.

Los terrenos de los alrededores de Jerusalén eran especialmente adecuados para el cultivo de olivos y, en menor grado, para el de la vid. También se sembraban distintos tipos de frutas y hortalizas. El huerto de Getsemaní (lit. ‘prensa de aceite’) contenía una gran plantación de olivos y prensas para fabricar aceite.

En cuanto a la actividad ganadera, Israel poseía amplios campos de pastoreo para rebaños de ovejas y cabras. El Talmud contiene referencias a la cría de carneros en Moab, corderos en Hebrón, terneros en Sarón (entre Jaffa y Lydda) y palomas en los montes de Judea.

Una antigua tradición afirma que Joaquín, el padre de María de Nazaret, poseía rebaños de ovejas y una casa en Jerusalén cerca de la Piscina de Betesda, donde eran lavadas las ovejas destinadas a los sacrificios.

Los pastores llevaban una vida sacrificada, ya que debían estar pendientes del rebaño día y noche. El evangelio de Lucas (1: 8) cuenta cómo unos pastores dormían al raso custodiando por turnos el rebaño la noche del nacimiento de Jesús en Belén.

Dentro de esta clase, podemos ubicar también a los asalariados rurales sin tierra, que se dedicaban a realizar tareas agrícolas y ganaderas al servicio de un patrón. Jesús utilizó muchas veces este tipo de relación en sus parábolas (por ejemplo, en Mt 20: 1-16 o Mc 12:1-12).

Los artesanos

La clase de los artesanos gozaba de un buen nivel económico únicamente en la medida en que sus habilidades eran difíciles de encontrar, lo que les permitía demandar altos salarios. Algunos miembros de esta clase eran campesinos que habían perdido la propiedad de sus tierras.

José de Nazaret pertenecía a la clase de los artesanos, ya que era de oficio tekton, un tipo de constructor que trabajaba principalmente con madera. Es posible que tanto José como Jesús se hayan beneficiado de las obras de reconstrucción de Séforis emprendidas por Herodes Antipas. Para estas se contrataron muchos constructores de la zona, algunos de los cuales vivían seguramente en Nazaret, ubicada a dos horas de camino.

En esta clase cabe ubicar también a otro tipo de trabajadores manuales, como los pescadores. La pesca era una actividad importante en Galilea y los evangelios cuentan que Pedro, Andrés, Santiago y Juan trabajaban como pescadores en el lago de Genesaret, conocido también como mar de Galilea.

Impuros y prescindibles

La clase de los impuros incluía a quienes realizaban las tareas más nocivas, aunque necesarias, de la sociedad, como por ejemplo la minería o el curtido de pieles.

Se estima que entre un 5% y un 10% de la población no tenía lugar en la vida social. Se trataba de gente sin propiedades que llevaba una vida itinerante con una alta tasa de mortalidad. Algunos optaban por el camino del bandolerismo o se unían a grupos rebeldes. En este sector terminaban muchas veces los campesinos que habían sido despojados de sus tierras.

La composición social de las ciudades

En las sociedades antiguas, la ciudad era el espacio que agrupaba a las clases altas, mientras que las clases bajas tendían a vivir en las zonas rurales o en los alrededores de las ciudades. Sin embargo, algunos artesanos, ciertos miembros de la clase impura y varios de la prescindible realizaban sus actividades en las ciudades e incluso vivían allí.

A diferencia de nuestras ciudades modernas, que se definen a partir de la cantidad de habitantes, las ciudades antiguas eran unidades con funciones administrativas, políticas, educacionales, militares y religiosas. La mayor parte de sus habitantes no trabajaba de manera directa en la agricultura, sino en tareas relacionadas con el servicio a la clase gobernante.

La mayoría de los habitantes de la ciudad eran burócratas, artesanos, comerciantes, sirvientes, funcionarios religiosos y otros que dependían directamente de la clase gobernante. No formaban una clase media en el sentido moderno porque carecían de poder, como los campesinos, y dependían casi totalmente de los poderosos para los que trabajaban. Eran un grupo residual entre la clase dirigente y los campesinos. Como grupo, carecían de coherencia interna y eran fundamentalmente un instrumento de los poderosos. Al hablar de burócratas, funcionarios religiosos y militares, hay que distinguir entre los dirigentes, que a menudo eran miembros de la clase dirigente, y los miembros de menor rango, que a menudo eran campesinos obligados a abandonar la tierra por la presión de la población o por algún otro acontecimiento.

Saldarini, A. J. (2001). Pharisees, Scribes and Sadducees in Palestinian society: a sociological approach, Part I, Ch. 3, 48. Wm. B. Eerdmans Publishing. (traducción nuestra del inglés)

La actividad pesquera en Galilea en tiempos de Jesús

Galilea en tiempos de Jesús era una región económicamente próspera, una tierra de grandes cultivos y de una actividad ganadera intensa. También se destacaba por otras actividades, como la fabricación de telas de lino o por un alto nivel de empleabilidad en la construcción durante la reconstrucción de Séforis.

La región del lago de Genesaret ofrecía terrenos fértiles que, según el historiador Flavio Josefo, no rechazaban ninguna planta y ofrecían una temperatura ideal para la agricultura. Esta región se destacó también por el ser el centro de una de las actividades económicas más importantes de Galilea: la pesca.

La actividad pesquera constituía un extenso sistema que involucraba familias, funcionarios e infraestructura. Alrededor de esta actividad nacieron poblados, caminos y puestos de trabajo. El sistema de recaudación de impuestos de Herodes Antipas obtenía un flujo constante de ingresos a partir de esta, lo que indirectamente también beneficiaba al César.

En lo que sigue, nos guiamos por las investigaciones de Kenneth C. Hanson sobre la inserción de la economía pesquera galilea dentro de la economía política del reino de Herodes Antipas y de Roma.

Los recursos pesqueros

En tiempos de Jesús, existían cuatro tipos de técnicas de pesca: con anzuelo, con redes de lino, con trampas para peces y con tridentes. Los evangelios hacen referencia a los primeros dos tipos, aunque la pesca con redes de lino parece haber sido la más utilizada.

Además de la palabra genérica para «redes» (dictua; Marcos 1:18-19), en el Nuevo Testamento se mencionan dos tipos diferentes: la red de lanzar (amphiblêstron), que se utiliza desde una embarcación o a lo largo de la costa (Mateo 4:18); y la red de arrastre (sagênê), mucho más grande, que se utiliza desde una embarcación (Mateo 13:47). Los autores griegos, como Opiano y Eliano, mencionan hasta diez tipos diferentes de redes, pero ya no podemos distinguirlas todas. Las redes requerían mucha atención: los pescadores y sus jornaleros no sólo fabricaban las redes, sino que después de cada salida había que remendarlas, lavarlas, secarlas y doblarlas (Marcos 1:19).

Hanson, K. C. (1997). The Galilean fishing economy and the Jesus tradition. Biblical Theology Bulletin, 27(3), 99-111, p. 105. (traducción nuestra del inglés).

La pesca requería distintos tipos de recursos provistos por agricultores y artesanos: lino para redes y velas, piedras cortadas para las anclas, maderas para la reparación y la construcción de barcos (en especial, maderas de cedro y roble), canastas para los peces, etc.

En cuanto a los botes, es posible que muchos fueran propiedad de los agentes recaudadores de impuestos y fueran alquilados por pescadores y cooperativas de pescadores. Una tradición antigua afirma que Zebedeo, el padre de Santiago y Juan, tenía un bote de su propiedad.

El estatus social de los propietarios de barcos

Entre los académicos, se ha discutido sobre el estatus social que podía llegar a tener un dueño de embarcación. Aunque algunos autores, como Wilhelm Wuellner (1967. The Meaning of «Fishers of men». New Testament Library. Philadelphia), han planteado que la propiedad de un barco otorgaba el acceso a una suerte de «clase media», K.C. Hanson no encuentra motivos para considerar que fuera así.

Los evangelios muestran a los hijos del Zebedeo trabajando y remendando sus redes junto a Simón y Andrés, trabajadores contratados por su padre. Esto podría indicar que el poseer una embarcación propia no conllevaba oportunidades de ascenso social. Además, de ellos se dice que eran hombres sin letras ni preparación (Hch 4:13), lo que indicaría que habrían crecido dentro de las clases bajas.

Sin embargo, Hipólito de Tebas recoge una antigua tradición por la cual el Zebedeo había llegado a ser un funcionario principal en su pueblo a causa ser propietario de un barco.

Porque Santiago, el discípulo del Señor, era hijo de Zebedeo y hermano de Juan, el evangelista de Judea. De Zebedeo, su padre, se dice que era dueño de su propia embarcación, y fue principal entre los hombres de autoridad en Galilea. Porque Juan, en el evangelio que escribió él mismo, dice: «el discípulo conocido del sumo sacerdote»; éste vendió, después del final de su padre Zebedeo, la posesión de la parte que le había sido reservada por Zebedeo en Galilea, y se estableció en Jerusalén, por lo que era «conocido», dice, «del sumo sacerdote».

Hipólito de Tebas (Siglo VII). Crónica (Códice A, Fragmento V). En: Diekamp, F. (1898). Hippolytos von Theben: Texte und Untersuchungen. (traducción nuestra del griego).

Esta antigua tradición, que a veces se ha interpretado en el sentido de que Santiago y Juan pertenecieron a una familia acaudalada, habla del progreso económico y social que significó para Zebedeo convertirse en dueño de una embarcación. Esto le permitió dejar una herencia considerable a sus hijos, ya que la parte heredada por Juan alcanzó para comprar una casa en Jerusalén. Según lo que sugiere Hipólito, y así aparece interpretado en Nicéforo II.iii, Caifás fue el comprador de la parte de Juan, motivo por el cual tuvo consideraciones con él y lo dejó ingresar al patio de su casa la noche del arresto de Jesús (Jn 18:15).

Cooperativas de pesca

Para participar de la licitación de contratos de pesca o arrendamientos, los pescadores podían unirse en cooperativas. Las cooperativas de pesca de la antigüedad podían involucrar uniones de pescadores con otras personas involucradas en el comercio pesquero, como los vendedores de pescado. Es posible que se emplearan escribas para llevar adelante las tareas jurídicas.

El evangelio de Lucas cuenta cómo Santiago, Juan, Simón y Andrés eran miembros de una cooperativa (κοινωνοὶ / koinônoi).

Entonces llamaron por señas a los compañeros (μετόχοις) de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

[…] Y lo mismo les ocurrió a Santiago y a juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros (κοινωνοὶ) de Simón.

Lc 5: 7.10a

Cuando las familias no tenían suficientes miembros para cubrir el trabajo en la cooperativa, comenzaban a contratar trabajadores para ayudar en las distintas tareas, como manejar los remos y las velas, remendar las redes, clasificar el pescado, etc. Marcos 1:19-20 muestra cómo junto a Zebedeo trabajaban sus hijos y otros jornaleros. Cuando sus hijos se marcharon a predicar junto a Jesús, es posible que Zebedeo haya contratado nuevos jornaleros para ocupar su lugar.

Tanto en la agricultura como en la pesca se utilizaban estos trabajadores, que podían ser jornaleros (Mt 20:1-16) o trabajadores estacionales (Jn 4:36; St 5:4). El hecho de que los jornaleros fueran una parte necesaria e importante de la economía galilea parece ineludible si los evangelios sirven de indicación (por ejemplo, Mt 9:37-38; 10:10; 20:1-16; Jn 4:36; 10:12-13).

Hanson, K. C. (1997). The Galilean fishing economy and the Jesus tradition. Biblical Theology Bulletin, 27(3), 99-111, p. 106. (traducción nuestra del inglés).

El procesamiento del pescado

El pescado usualmente disponible en los mercados era pescado procesado. Juan 6:9 habla de un muchacho que tenía dos pececillos procesados (ὀψάριᾰ), con los cuales Jesús alimenta a una multitud. El procesamiento tenía el objetivo de conservar el pescado para su transporte, ya sea como curado y encurtido o seco y salado. También podía utilizarse vino para mezclar con la salmuera de pescado.

Los procesadores de pescado empleaban suministros provistos por comerciantes, agricultores y artesanos, por ejemplo: sal, vino, ánforas, aceite de oliva. El pescado procesado era recibido por cargadores y transportistas que lo hacían llegar a los diferentes mercados. Una parte del producto podía retornar a las cooperativas para ser vendida por los vendedores de pescado asociados.

El pueblo de Magdala o Tarichae, donde posiblemente Jesús conoció a María Magdalena, tenía una importante actividad de procesamiento de pescado.

La red de recaudación de impuestos

Los agentes recaudadores de impuestos y cobradores de peajes se organizaban territorialmente a partir de jefaturas y se encargaban de cobrar los impuestos definidos para cada sector de la actividad pesquera. Algunos controlaban la actividad de las familias pesqueras y otros se centraban en el sector del procesamiento o del comercio del pescado. Además, la infraestructura de caminos creados y mantenidos para el tránsito del pescado procesado habilitaba al cobro de peajes a los distribuidores.

El abuso de los recaudadores de impuestos es un fenómeno bien documentado de la época romana, como se sugiere en la historia de Zaqueo (Lucas 19:2-8) y en la Mishná (m.B.K. 10.2; m.Ned. 3.4; m.Toh. 7.6…) La caracterización de Filón de la actitud común del primer siglo hacia ellos es adecuada:

Porque las ciudades suelen pagarlos [a los impuestos] por obligación, y con gran reticencia y lamentación, considerando a los recaudadores de impuestos como enemigos comunes y destructores, y presentando diversas excusas en diferentes momentos, y descuidando todas las leyes y reglamentos, y con toda esta ofuscación y evasión aportan los impuestos y pagos que se les imponen [LEYES ESPECIALES 1.143].

Hanson, K. C. (1997). The Galilean fishing economy and the Jesus tradition. Biblical Theology Bulletin, 27(3), 99-111, p. 104. (traducción nuestra del inglés).

Leví, hijo de Alfeo, conocido luego como el apóstol Mateo, era un τελώνης (telṓnēs) (así aparece nombrado en Lc 5:27, mientras que Mt 9:9 y Mc 2:14 dicen que se sentaba en la mesa de los impuestos). La palabra podía designar tanto a un recaudador de impuestos como de peajes.

La oficina de Leví se encontraba en Cafarnaúm, la importante localidad pesquera donde Santiago, Juan, Simón y Andrés tenían sus actividades. La relación con Cafarnaúm podría sugerir que Leví era un contratista de derechos reales de pesca. Esto lo habría convertido en una persona extremadamente impopular, lo que puede observarse en los reproches que le dirigen a Jesús al aceptar una cena en su casa junto a otros publicanos (Lc 5:29-30; Mc 2: 15-16; Mt 9:10-11).

La sociedad judía en tiempos de Jesús. La actividad pesquera en Galilea. Tomado de: Hanson, K. C. (1997). The Galilean fishing economy and the Jesus tradition. Biblical Theology Bulletin, 27(3), 99-111. (traducción nuestra del inglés).

Grupos que trascienden las clases sociales

La sociedad judía en tiempos de Jesús contaba con una fuerte herencia helenística que favorecía la aparición de asociaciones privadas y voluntarias para alcanzar distintos fines. Estas asociaciones voluntarias daban lugar a grupos reconocibles como una unidad dentro de la sociedad. Los fariseos y saduceos se encontraban entre los grupos más conocidos, pero también existieron otros como los esenios, zelotes y sicarios. Incluso Jesús y sus discípulos eran reconocidos como un grupo diferenciado en la sociedad judía.

Los grupos solían conformarse alrededor de líderes, entre los cuales se encontraban los ancianos y ciudadanos notables de los pueblos, las familias que destacaban por sus riquezas o propiedades de tierra, gente alfabetizada, sacerdotes o quienes poseían una tradición de servicio a su comunidad. Los fariseos han sido grandes líderes populares y tenían una participación destacada en la educación del pueblo en las sinagogas.

Pescadores de hombres

Al verlo, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Y es que el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían capturado. Y lo mismo les ocurrió a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

Lc 5: 8-11

A partir de un núcleo de discípulos pescadores, Jesús fue moviéndose en la compleja trama de relaciones sociales de su tiempo, enseñando y predicando progresivamente a otros sectores sociales, atrayendo a varios hacia sí mediante su actividad de sanación.

La vida de los pescadores aparece con bastante frecuencia en los evangelios. A la orilla del mar, Jesús alimenta a las multitudes, desde la embarcación calma la tempestad, allí se une a los apóstoles luego de la Resurrección y confirma a Pedro como Pastor vicario del rebaño. Las enseñanzas y parábolas de Jesús también contienen numerosas referencias a la actividad pesquera.

La identificación del cristianismo con una religión de pescadores fue tan fuerte en el primer siglo que el pez llegó a convertirse en el símbolo de Cristo. Esta identificación se vio reforzada porque la palabra ἰχθύς (ijthús), que significa ‘pez’, se convirtió en un acrónimo de Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ (Iesous Christos Theou Uios Soter o ‘Jesucristo (Jesús, Mesías), Hijo de Dios, Salvador’).

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