La infancia de Jesús

La infancia de Jesús


La infancia de Jesús es apenas mencionada en los evangelios de Mateo y Lucas. El cristianismo del primer siglo parece no haber prestado demasiada atención a esta etapa de la vida del Salvador. Para los cristianos posteriores, se convirtió en fuente de imaginaciones piadosas. ¿Qué puede saberse realmente sobre el tema?

Los evangelios de la infancia de Jesús

Se conoce como evangelios de la infancia a los dos primeros capítulos de Mateo y Lucas. A diferencia de Marcos, que comienza su evangelio a partir de la vida pública de Jesús, los autores de Mateo y Lucas introdujeron algunos relatos tempranos que consideraron teológicamente importantes.

En general, los académicos cuestionan la validez histórica de los capítulos sobre la infancia de Jesús y muchos teólogos tienden a considerarlos un artificio para transmitir el mensaje cristiano. En el caso del Evangelio de Lucas, algunos críticos textuales defienden la idea de que originalmente comenzaba en el capítulo tres.

Las especulaciones académicas sobre la composición y veracidad de los evangelios de la infancia tienen un mismo origen: no existen evidencias suficientes para respaldar o rechazar científicamente los relatos de los evangelistas.

Aquí adoptamos el punto de vista de que los relatos de la infancia están elegidos por motivos teológicos, pero encierran una referencia a acontecimientos reales. No nos preocuparemos por la cuestión de si la fuente de los evangelistas fue María o una tradición oral que circulaba entre los primeros cristianos.

La infancia de Jesús en el Evangelio de Lucas

Los dos primeros capítulos del Evangelio de Lucas están escritos desde el punto de vista de María. Los hechos que allí se relatan tienen un carácter privado y familiar que sólo la madre de Jesús podría haber conocido.

El primer capítulo está dedicado a las circunstancias y manifestaciones divinas relacionadas con el anuncio y nacimiento del Precursor del Mesías. A mitad del capítulo, se incluye la Anunciación del ángel a María y la Visitación de ésta a la casa de su pariente Isabel.

El contexto de la visitación es profético. Isabel, llena del Espíritu, saluda a María llamándola «madre de mi Señor». María, inspirada también por el Espíritu, pronuncia el Magnificat. Zacarías anuncia, durante la circuncisión de Juan, la llegada de la Luz de lo alto.

El segundo capítulo trata sobre el nacimiento del Mesías, su circuncisión y presentación en el Templo para cumplir con la ceremonia del Pidión HaBen y hace una breve mención al periodo de su crecimiento. El contexto también es profético, como se muestra en el anuncio del ángel a los pastores sobre el nacimiento del Cristo Señor y las profecías de Simeón y Ana. También se incluyen datos sobre el contexto histórico y sobre un acontecimiento específico de la infancia: Jesús perdido y hallado en el Templo.

Los datos históricos del evangelio lucano de la infancia

Según el Evangelio de Lucas, Jesús nació en Belén de Judea en ocasión de un viaje de José y María para empadronarse en un censo ordenado por el emperador Augusto. Lamentablemente, no es fácil determinar cuál es el censo que tenía en mente el evangelista y existe mucha discusión académica alrededor de este tema. Sin embargo, a partir de otros datos, es posible hacerse una idea aproximada de que Jesús nació aproximadamente en 2 a.C. o 3 a.C.

Lucas también indica que, una vez cumplidos los rituales necesarios de la Ley del Señor, la Sagrada Familia volvió a Nazaret. De este lugar, según el apóstol Natanael, se decía que no podía venir nada bueno (Jn 1: 46). Allí vivió Jesús los años de su infancia y su juventud hasta el momento de comenzar su ministerio.

El niño crecía, se fortalecía y se iba llenando de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Lc 2: 40

Cuenta el evangelista que la Sagrada Familia asistía todos los años a la fiesta de la Pascua en Jerusalén, tal como mandaba la tradición judía de los tres peregrinajes. Con seguridad, todos viajaban nuevamente para las fiestas de Shavuot y Sucot. Sobre esta última fiesta, en el capítulo 7 del Evangelio de Juan hay una mención de los familiares de Jesús viajando a Jerusalén . También se hace referencia, en Juan 10:22, a que Jesús asistía a la fiesta de la Dedicación o Hanukkah.

Siguiendo a Lucas, es posible plantear que Jesús creció en el seno de una familia devota, cumplidora de la ley de Moisés, y en una aldea muy pequeña, posiblemente de escasa importancia en el mundo judío. Su infancia transcurrió entre los años 3/2 a.C. y 10/11 d.C., cuando cumplió 12 años y alcanzó la mayoría de edad, según las leyes de su época.

Al final del segundo capítulo, Lucas narra una anécdota familiar en la que, sin dudas, vio un anuncio del pequeño Jesús sobre su misión futura. La Pascua siguiente a cumplir los 12 años, posiblemente en el año 10 u 11 d.C., Jesús viajó con su familia a Jerusalén y decidió quedarse en el Templo en lugar de volver con la caravana de regreso a Nazaret.

El Bar Mitzvah de Jesús

Él [Judah ben Tema] solía decir: A los cinco años de edad, el estudio de las Escrituras; a los diez, el estudio de la Mishná, a los trece, la sujeción a los mandamientos…

Mishná. Pirkei Avot 5:21

Según la tradición recogida en la Mishná, la infancia de los varones judíos en el segundo siglo culminaba a los 13 años de edad, cuando accedían al estado de Bar Mitzvah o hijo del mandamiento. Aunque en el judaísmo actual se trata de un cambio de estado religioso, en el judaísmo del Segundo Templo tenía las implicancias civiles propias de la adultez.

Es probable que en el tiempo de Jesús el estado de Bar Mitzvah se alcanzara a los 12 años. Este sería el motivo por el cual Lucas indicó la edad en el evangelio. Jesús había comenzado a ser responsable de sus propios actos, estaba ya habilitado para poseer propiedades y contraer matrimonio y estaba también obligado a cumplir con todos los mandamientos de la ley mosaica. A esa edad también, tenía la posibilidad de ser elegido para leer la Torah y participar activamente en la religión.

Jesús, después de cumplidos los 12 años de edad, se sintió con la confianza suficiente como para ir al Templo a ocuparse de los asuntos de su Padre.

Gracia ante Dios y los hombres, inteligencia, sabiduría y obediencia

El joven Jesús había llegado a Jerusalén en una caravana numerosa para la fiesta de la Pascua, acompañado de varios familiares y conocidos que vivían con él en Nazaret. Al momento de regresar, María y José creyeron que se encontraba entre estos parientes y conocidos.

La imagen que da Lucas aquí es la de un joven independiente, sociable y que genera confianza en sus padres. María y José confiaban en que, luego de un día de camino, Jesús se encontrara junto a parientes o conocidos. La decisión de quedarse en Jerusalén los toma por sorpresa, como deja ver María cuando dice: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos andado buscando, llenos de angustia» (Lc 2: 48).

En el Templo, los maestros reaccionan estupefactos al joven que pregunta, escucha y da respuestas inteligentes. Es posible que Jesús mostrara ya un conocimiento avanzado de las Escrituras y estuviera deseoso de comenzar a servir a su Padre. Es lo que parece sugerir su respuesta, que resulta enigmática para María y José: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» (Lc 2:49).

El evangelista no cuenta qué respondió María a la pregunta de Jesús, pero es probable que haya indicado a su hijo que aún debía obedecer a sus padres. Lucas dice que Jesús volvió a Nazaret y vivió sujeto a María y José, es decir, en obediencia.

Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Lc 2: 51-52

La infancia de Jesús en el Evangelio de Mateo

Durante mucho tiempo, se ha pensado que Mateo presenta un evangelio de la infancia contradictorio con el de Lucas. Sin embargo, esta idea ha sido producto de una larga acumulación de interpretaciones sobre los textos.

Al igual que en Lucas, el evangelio mateano de la infancia está imbuido en un contexto profético, en este caso a partir de la interpretación del autor sobre los acontecimientos narrados. La sucesión de episodios presentada por el evangelista se va relacionando con fragmentos de las Escrituras judías interpretados como profecías mesiánicas.

El primer capítulo presenta la genealogía de Jesús por parte de José, su padre putativo, y dedica una breve mención a las circunstancias del embarazo de María.

El segundo capítulo relata la visita de unos magos de Oriente que se presentan a adorar a Jesús como nuevo rey de los judíos y la preocupación paranoica de Herodes que lo lleva a tomar la decisión de ordenar la matanza de los inocentes. Ninguno de estos hechos, posteriores al nacimiento, es mencionado por Lucas.

Mateo agrega otro detalle que no está presente en el Evangelio de Lucas. Antes de mudarse a Nazaret, la Sagrada Familia huyó a Egipto. Luego de la muerte de Herodes, habrían tenido la intención de instalarse en Belén. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea, tuvieron miedo y decidieron vivir en Nazaret.

Comparación de Mateo con Lucas

La idea de la contradicción entre ambos evangelios surgió de interpretar la diferencia entre ellos como oposición. Además, siguiendo el relato de Lucas, se ha entendido que la Sagrada Familia volvió inmediatamente a Nazaret después de la presentación en el Templo. Esto llevó a pensar que Lucas contradecía directamente a Mateo al no nombrar la huida a Egipto.

No analizaremos aquí la cuestión del origen de los evangelios de la infancia. Algunos autores piensan que se trata de agregados posteriores a los escritos originales, al menos en el caso de Lucas. Tampoco entraremos en la discusión de si los evangelios de Mateo y Lucas toman su texto de la hipotética fuente Q o si, por el contrario, un evangelio se basa en el otro.

Nos limitaremos a señalar que los hechos mencionados en ambos evangelios son complementarios y no contradictorios, como puede observarse en la siguiente tabla.

Tabla comparativa de los acontecimientos nombrados en los evangelios de la infancia de Jesús.

¿Qué se puede saber de la infancia de Jesús a través de Mateo?

La respuesta a esta pregunta depende de cómo se considere al evangelio mateano de la infancia en cuanto a su adecuación histórica.

Si se acepta la historicidad de los hechos narrados, Jesús es presentado como un rey y es reconocido por los magos de Oriente como tal. Esto llevaría a pensar que, al menos para el autor, la Sagrada Familia ocupaba un lugar especial dentro del linaje davídico. Aunque Herodes nunca llegó a saber quién era Jesús, se sugiere que José y María eligieron vivir en Nazaret por temor a que su identidad fuera descubierta.

La mayor parte de los académicos tiende a no considerar los hechos relatados por Mateo como históricos, sino como elaborados relatos teológicos que pretenden transmitir la noción central de que Jesús es el Mesías esperado por Israel. Sin embargo, que exista una dificultad para establecer la historicidad de los hechos no significa que estos no hayan ocurrido.

Si se considera que los evangelios de la infancia fueron escritos de manera independiente, entonces una postura prudente sería tomar como históricos los puntos que ambos tienen en común.

  • Jesús nació en Belén de Judea en el seno de una familia judía de linaje davídico.
  • Ya sea que consideraran o no inicialmente vivir en Belén, la familia estableció su hogar en Nazaret.
  • Jesús creció y vivió en Nazaret hasta el inicio de su ministerio.

Además, si se tiene en cuenta que la familia de Jesús cumplía con la ley de Moisés, que era lo usual en su tiempo, entonces hay que agregar los siguientes acontecimientos de Lucas.

  • Jesús fue circuncidado al nacer.
  • Jesús era el primogénito de María, por lo cual fue presentado en el Templo.
  • La familia de Jesús viajaba todos los años a Jerusalén para la Pascua y, posiblemente, para otras fiestas judías.
  • Es razonable pensar que el joven Jesús, viviendo en un contexto religioso, haya decidido permanecer en el Templo en uno de estos viajes.

Si se considera que Lucas usó a Mateo para componer su evangelio o que Mateo utilizó a Lucas, entonces estamos hablando de una complementariedad de un texto sobre lo no dicho en el otro. En este caso, el autor de uno de los evangelios habría tenido una plena aceptación de los hechos narrados en el otro.

Los evangelios apócrifos de la infancia

La primera generación de cristianos no parece haber estado preocupada por conocer los hechos de la infancia de Jesús. Tal vez, el motivo fue que no los consideraron de demasiada importancia teológica, más allá de lo presentado por Lucas y Mateo en sus evangelios. En cambio, los cristianos del segundo siglo necesitaron producir nuevo material sobre el nacimiento y los primeros años del niño Jesús.

A partir del siglo II, comenzaron a circular ampliaciones de los relatos de la infancia de Lucas y Mateo, producto de la imaginación piadosa. Esta nueva literatura, considerada apócrifa por la Iglesia, se puede dividir en dos grandes grupos: evangelios de la Natividad y evangelios de la Infancia.

Los evangelios de la Natividad

El apócrifo más antiguo sobre la natividad de Jesús es el llamado Protoevangelio de Santiago. La calificación de protoevangelio se debe a que, en algún momento, se pensó que se trataba de un prólogo perdido del Evangelio de Marcos.

La autoría del protoevangelio se atribuye a Santiago, el hermano del Señor, pero es probable que se haya comenzado a escribir a principios del siglo II, varias décadas después de su muerte. La versión actual podría venir de finales de ese mismo siglo o del siglo III. Hasta el siglo IV, fue ampliamente aceptado por la Iglesia, aunque nunca considerado canónico, y se cree que está en el origen de algunas tradiciones católicas.

El Protoevangelio de Santiago describe ampliamente la vida de María desde su nacimiento hasta el casamiento con José, utilizando en algunos pasajes expresiones propias del Evangelio de Lucas. Luego, extiende los relatos lucanos de la Anunciación, la Visitación, el nacimiento de Jesús y la presentación en el Templo.

Además, este escrito apócrifo incorpora los relatos mateanos de la visita de los magos de Oriente y la matanza de los inocentes. En este último episodio, se agrega que Zacarías, el padre de Juan el Bautista, murió asesinado por haber ocultado a su hijo.

Otros apócrifos han abordado los mismos temas, como la primera parte del Evangelio del Pseudo Mateo, escrito del siglo VI que parece haber sido redactado sobre una base compuesta en el siglo II, o el Libro sobre la natividad de María, obra del siglo IX.

Los evangelios de la Infancia

El Evangelio del Pseudo Tomás es, tal vez, la obra más antigua que intenta llenar el vacío de la vida oculta del niño Jesús en Nazaret. Este apócrifo contiene los temas básicos que pueden encontrarse en otros escritos posteriores, como El Evangelio árabe de la infancia, La Historia de José el carpintero o El Evangelio armenio de la infancia.

El apócrifo se atribuye a cierto Tomás, un filósofo israelita, aunque también se ha indicado que originalmente podría haber sido Tomás, el ismaelita (el árabe). Se supone que el núcleo de su redacción proviene del siglo II.

El tema central del Evangelio del Pseudo Tomás, así como de otros escritos similares, es la dificultad de María y José en criar a un niño que tiene todos los poderes de la divinidad.

Estos apócrifos nos presentan a un niño Jesús que tiene acceso a conocimientos que ninguno de sus contemporáneos tiene. Es increíblemente inteligente, pero aún no controla sus emociones. Cuando maldice a una persona, ésta muere. Cuando se compadece de un muerto, lo resucita.

En la escuela, Jesús aterroriza a sus maestros, incluso los humilla al mostrar que él conoce mucho más de lo que pretenden enseñarle. No hay sabiduría que él no tenga, por lo que es inútil la instrucción que pretenden darle. Al contrario, el niño Jesús es maestro de todos.

En los apócrifos de la infancia suelen incluirse todo tipo de milagros. El evangelio árabe de la infancia, por ejemplo, hace hablar al bebé Jesús en la cuna, quien dice a María: «Yo soy Jesús, el Hijo de Dios, el Logos, a quién tú has dado a luz, como el ángel Gabriel te había anunciado. Mi Padre me ha enviado para la salvación del mundo» (1, 2).

En general, estos escritos posteriores no agregan información nueva sobre la infancia de Jesús. Son el producto de la imaginación piadosa de ciertos grupos cristianos que quisieron ampliar la escasa información provista por los evangelios canónicos. Tal vez, el elemento más llamativo es la aparición de maestros que intentan educar al niño. Se trata de un elemento histórico, ya que Israel tuvo escuelas públicas en el tiempo de Jesús.

El conocimiento indirecto sobre la infancia de Jesús

Aunque las fuentes sobre la infancia de Jesús brindan una información muy escasa, existen fuentes que permiten hacerse una idea del contexto social de Israel durante el primer siglo.

A través del conocimiento sobre las condiciones económicas y políticas de la Galilea del tiempo de Jesús, es posible estimar algunos pocos aspectos de su infancia.

La Galilea de la infancia de Jesús

Jesús vivió en una región de gran fertilidad, con abundantes pasturas y llena de árboles y flores de todo tipo. Flavio Josefo dice que Galilea siempre tuvo una población numerosa y de hombres valientes dispuestos a luchar.

Toda la región está dedicada al cultivo, y no hay ninguna parte de su suelo qué esté sin aprovechar. Pero, además, hay muchas ciudades y la mayoría de las aldeas están muy pobladas en todos los lugares a causa de la fertilidad de la tierra, hasta el punto de que la más pequeña de ellas tiene más de quince mil habitantes.

Flavio Josefo, Las guerras judías. Ed Gredos, Madrid 1997, III, 42

El lago de Gennesar o Genesaret, tan importante en ministerio público de Jesús, está a unos 25 km de Nazaret. Es probable que el niño Jesús lo haya visitado más de una vez con su familia.

Orilla del mar de Galilea, uno de los lugares que posiblemente visitó la Sagrada Familia en la infancia de Jesús.
Orilla del mar de Galilea, uno de los lugares que posiblemente visitó la Sagrada Familia en la infancia de Jesús.

A lo largo del lago de Gennesar se extiende una región, que lleva su mismo nombre, digna de ver por su belleza natural. A causa de su fertilidad esta tierra no rechaza ninguna planta, y los agricultores cultivan en ella de todo, pues la temperatura suave del aire es apropiada para diversas especies. Los nogales, que son, más bien, árboles de climas fríos, florecen aquí en abundancia. Y junto a ellos también germinan las palmeras, que crecen en zonas calurosas, y las higueras y los olivos, que requieren un aire más templado.

Podríamos hablar de un orgullo de la naturaleza, que se ha esforzado por unir en un solo lugar especies tan contrarias, y de una hermosa competencia de las estaciones, donde cada una de ellas parece aspirar a imponerse en esta tierra. Pues esta región no sólo produce los frutos más diversos, en contra de lo que se esperaría, sino que también los conserva. Durante diez meses sin interrupción suministra los considerados reyes de todos los frutos, es decir, las uvas y los higos, mientras que el resto de los productos maduran a lo largo de todo el año.

Flavio Josefo, Las guerras judías. Ed Gredos, Madrid 1997, III, 516-519

Economía de la región

Galilea era, tal vez, el motor de la economía del antiguo Israel. Allí se producían productos agrícolas y ganaderos para abastecer a la población.

El trigo, la cebada, los olivos y el lino eran una parte importante de su agricultura. La tela de lino era típica de la región de Galilea y el aceite de oliva era un excelente producto de exportación.

En las montañas, de abundantes pasturas, se criaba ganado ovino y caprino. En menor medida, había también explotación de ganado vacuno y porcino, a pesar de que este último estuviera prohibido por motivos religiosos.

Las ciudades y los pueblos estaban conectados por una red de caminos para facilitar el traslado de los productos. Galilea era un punto central de las rutas comerciales del Próximo Oriente. Esto le facilitaba exportar sus productos hacia Egipto, Siria y pueblos de la Mesopotamia.

Galilea contaba también con una amplia actividad comercial y artesanal. En la época de Jesús, su economía estuvo en constante crecimiento. Se cree que la región enfrentó una crisis económica grave hacia mitad del primer siglo debido a la inmigración constante y a la superpoblación.

Fray Guillermo Lancaster-Jones Campero, en su trabajo El mundo en que vivió Jesús, escribió sobre cuánto podría haber ganado José en su trabajo como tekton o artesano en denarios. Un denario era una moneda de plata que valía inicialmente 10 ases, pero en el tiempo de Jesús valía 16 ases. Un as era un poco más que el valor de una ración de alimento.

Los evangelios nos dicen que con dos ases se podían comprar cinco pajarillos (Lc 12, 6) y que doscientos denarios eran suficientes para alimentar a cinco mil hombres (Mc 6, 37). Si sacamos cuentas, una ración de alimento costaría menos de un as. En la historia del Buen Samaritano se nos dice que el alimento y el hospedaje de aquel hombre por varios días (no sabemos cuántos) costó dos denarios. Finalmente, sabemos que un obrero recibía como pago por su trabajo la suma de un denario al día (Mt 20, 2). La familia de Jesús, dedicada a la carpintería o al trabajo con piedra, entraba dentro del grupo de los artesanos, que según algunos, tenía un ingreso de tres a cinco denarios diarios.

Fr. Guillermo Lancaster-Jones (2012). El mundo en que vivió Jesús. Aportes de la arqueología y la historia, pp. 36- 37

La familia de Jesús tenía un ingreso entre tres y cinco veces mayor al de un obrero. Es posible que esto le haya permitido a Jesús disfrutar de un infancia sin carencias de alimentos y con acceso a la educación de su tiempo.

Problemas políticos en la región

La deposición del etnarca de Judea, Herodes Arquelao, y la anexión del territorio a la provincia de Siria fueron los hechos políticos más trascendentales durante la infancia de Jesús.

La intervención directa del Imperio romano en el gobierno de Judea generó numerosos resentimientos en la población, exacerbó las esperanzas mesiánicas de liberación de Israel y dio origen a las tendencias ideológicas de liberación nacional que llevarían a la formación del grupo armado de los zelotes.

En los Hechos de los Apóstoles, puede encontrarse una referencia a una crisis desatada en el año 7 u 8 d.C. en respuesta al censo de los bienes del pueblo organizado por el legado de Siria, Publio Sulpicio Quirinio.

En los días del empadronamiento, se presentó Judas el galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron.

Hch 5: 37

Sobre Judas el Galileo dice Flavio Josefo que era oriundo de la ciudad de Gamala, perteneciente a la región de Gaulanítide. Éste líder, en colaboración con el fariseo Zadoq, incitó al pueblo a levantarse en defensa de su libertad y del gobierno de Dios sobre Israel.

Josefo responsabiliza a Judas y Zadoq por haber llenado de inquietud a la población en la primera década del siglo I, así como de introducir las ideas que llevaron a innumerables enfrentamientos con los romanos y entre ellos mismos.

No es posible saber en qué grado los incipientes conflictos sociales afectaron a la región de Nazaret, pero es probable que el niño Jesús haya crecido en un ambiente políticamente convulsionado. También es posible que haya conocido de cerca las numerosas derrotas de los movimientos nacionalistas y las consecuentes crucifixiones ejemplares con las que los romanos amedrentaban al pueblo.

La educación pública

El pueblo de Israel desarrolló un sistema de instrucción pública ordenado por niveles para el estudio de las Escrituras. Aunque no se tiene conocimiento cierto sobre su origen, se piensa que para el tiempo de la infancia de Jesús estaba completamente desarrollado.

Alberto Cubillo Lorenzo, en su artículo La educación en el Talmud, trata extensamente el tema.

Se tienen noticias de que los niños aprendían las Escrituras en un lugar llamado bet-ha-séfer (lit ‘casa del libro); después, los jóvenes con mejores aptitudes accedían a otras escuelas de rango superior conocidas con el nombre de bet-ha-midráš (lit. ‘casa de la interpretación’); todos los miembros de la comunidad, especialmente adultos, asistían periódicamente a la bet-ha-kenéset [la asamblea], donde participaban en las discusiones encaminadas a interpretar correctamente la ley.

Las escuelas elementales (o bet-ha-séfer, en arameo bet-sifré o bet-mikrá, lit. ‘casa de la lectura’) estaban ubicadas muy cerca de la sinagoga, quizás en algún edificio ajeno a ella, la propia sinagoga actuaba en muchas ocasiones de escuela, y ella misma puede ser el resultado del desarrollo de la bet-ha-kenéset.

[…] A principios del año 65 a.C. un miembro del Sanedrín, Simeón ben Šatah, parece que estableció escuelas de ‘enseñanza media’ en cada región del país.

Algo más tarde, pero aún dentro del siglo I a.C., Jošua ben Gamala estableció escuelas elementales para niños de seis o siete años.

Lorenzo, A. C. (1971). LA EDUCACIÓN EN EL TALMUD. Revista Española de Pedagogía, 29(113), p. 27

En el tiempo de Jesús, los niños comenzaban su alfabetización a una edad muy temprana, asistiendo a las escuelas elementales desde los seis o siete años.

A juzgar por el asombro que provocó Jesús en los maestros de la Ley y la destreza con la que interpretaba las Escrituras, es posible que haya tenido una intensa formación educativa. Esta idea se refuerza si se piensa que Santiago, el llamado hermano del Señor, que creció junto a Jesús, llegó a ser un líder importante de la Iglesia de Jerusalén, destacando también por su formación en el estudio de las Escrituras.

Entrada en la juventud

Al cumplir los 12 años de edad, Jesús ingresó en estado de Bar Mitzvah. Como hijo del mandamiento, estuvo obligado a cumplir la Ley de Moisés. Él, que vivía en obediencia a sus padres, seguramente también creció en obediencia hacia las prácticas religiosas de su tiempo.

Sobre el periodo de la juventud, los evangelios guardan silencio. Puede suponerse que el joven Jesús aprendió el oficio de tekton de parte de José, tal como era costumbre entre los judíos. También es probable que haya trabajado en los pueblos de la zona, incluso en Séforis, la capital de Galilea. Existe una tradición que dice que Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús, eran originarios de esa ciudad.

El joven Jesús seguramente continuó sus estudios en una escuela de enseñanza media, ejercitando su destreza en la interpretación de las Escrituras y preparándose para convertirse él mismo en un Maestro de la Ley.

El trabajo como tekton posiblemente le permitía ejercitar el idioma griego, muy utilizado en la Galilea del siglo I, sobre todo si trabajaba en Séforis. Su estudio de las Escrituras le permitía aprender el idioma hebreo. Sumado a su arameo natal, es probable que Jesús hablara tres idiomas.

No es posible saber cuánto estudió sobre las filosofías de su tiempo, o si adhirió a alguna escuela de pensamiento en particular durante su juventud. Se sospecha que se interesó por el pensamiento de los fariseos y simpatizó con ellos en muchos puntos.

En obediencia a la ley mosaica, Jesús esperaría a sus 30 años para revelarse como el Mesías de la Nueva Alianza y ocuparse públicamente de las cosas de su Padre.

Foto de portada por Lawrence OP (https://www.flickr.com/photos/paullew/11684205586)

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